Desde el arribo del gobierno de la 4T, los Organismos Constitucionalmente Autónomos (OCA) han sido asediados por parte del presidente de la República, a quien no le gusta su independencia y autonomía para ejercer la función para la que fueron creados. Convencido de que los OCA representan instituciones indispensables para la democracia mexicana, he publicado en este medio tres columnas en su defensa: El silencio de los inocentes (organismos autónomos), En defensa de los organismos autónomos y Elección de consejeros de organismos autónomos. Ante la nueva embatida presidencial contra los OCA, anunciando públicamente su intención de desaparecerlos de la Constitución, publico este cuarto artículo con la intensión de que más personas salgan a su defensa.

Los OCA surgen por la necesidad de realizar tareas vitales de la administración pública que el gobierno mexicano ha demostrado históricamente que no puede llevar a cabo de manera eficaz, justa y transparente. Cada OCA se constituye alrededor de un área de competencia específica que el Estado requiere reforzar, por lo que sus atribuciones se enmarcan y se limitan con mucha precisión. Tales son los casos de la política monetaria (Banco de México, BM), la defensa de los derechos humanos (Comisión Nacional de los Derechos Humanos, CNDH), las elecciones justas y transparentes (Instituto Nacional Electoral, INE), el derecho a la información de los ciudadanos (Instituto Nacional de Acceso a la Información y Protección de Datos Personales, INAI), la evaluación de la pobreza (Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social, CONEVAL), la generación de información y estadísticas poblacionales (Instituto Nacional de Estadísticas, Geografía e Informática, INEGI). También se encuentran la Comisión Reguladora de Energía (CRE), la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece), el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) y la Fiscalía General de la República (FGR). Es importante decir que los OCA tienen una relación estrecha de colaboración con los órganos fundamentales del Estado, ante los que rinden cuenta. Sin embargo, los OCA tienen que cumplir con sus atribuciones, les agrade o no a los funcionarios del Ejecutivo, cuyas funciones orbitan en los mismos ámbitos, lo que crea tensiones.

Para AMLO, dichas tensiones son inadmisibles, por lo que, en su opinión, los OCA deben desaparecer y sus funciones regresar a las distintas instancias gubernamentales de antaño. Son muchas y diversas las formas en que el presidente ha debilitado a los OCA, desde su desaparición, como el extinto Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE); criticando a sus funcionarios de ineptos, corruptos, conservadores, mal intencionados (INE); desvalorizando su importancia, acusándolos de inútiles, de haberse creado por administraciones neoliberales y de defender los intereses de particulares, quienes han robado y saqueado al país; nombrando a personas incapaces de ejercer su función técnica y con la única voluntad de agradar al presidente (CNDH) y congelando los procesos para nombrar a los consejeros que deben ser sustituidos para que puedan funcionar (INAI, COFECE, IFT).

Una de las consecuencias de la desaparición de los OCA se puede entender con el caso del INEE, cuya principal función era generar información básica sobre los componentes, procesos y resultados del Sistema Educativo Nacional. En su lugar se creó la Comisión Nacional para la Mejora de la Educación (MEJOREDU); institución sin autonomía, dependiente de la SEP y con la gran preocupación de no molestar al presidente, dándole buenas noticias del sector educativo y ocultando la realidad nacional a la ciudadanía. Esta institución ha jugado un triste papel, que se traduce en la falta de voluntad para realizar un papel digno técnicamente. Por ejemplo, a pesar de que cuenta con el personal capacitado por el INEE, las evaluaciones “diagnósticas” que ha realizado no cumplen con los criterios de validez y confiabilidad que se exigen internacionalmente.

En Conclusión, México es una democracia incipiente, que para que madure debe contar con instituciones autónomas que sirvan de contrapeso, para lo cual se requiere que sean independientes del gobierno en turno, que cumplan cabalmente con su atribución de manera ejemplar y que sean encabezadas por personas honestas, comprometidas y técnicamente competentes. La administración actual busca todo lo contrario: desaparecerlas, debilitarlas o colonizarlas. La desaparición de los OCA de la Constitución es una amenaza presidencial, o en una muerte anunciada, como fue el caso del INEE; aunque no todos los OCA correrán la misma suerte, como son los casos de la FGR, la CNDH, el BM y quizás el INE, que ya están colonizados por la 4T. Dependerá del Poder Legislativo que ello no ocurra.

Presidente del Consejo Directivo de Métrica Educativa, A. C.

@EduardoBackhoff

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