La emergencia por Covid-19 se encuentra actualmente en una fase de crecimiento que parece sin control.

Los números son los que pintan la situación en su dimensión real:

1) De los últimos nueve días (desde el 30 de diciembre), en cuatro se han registrado más de mil fallecimientos como consecuencia de la enfermedad y en otro, 910 defunciones. Anteriormente la única fecha en la que se habían presentado más de mil muertes diarias fue el 3 de junio, sin contar el 5 de octubre, cuando se reportaron 2,789, pero como resultado de un ajuste en la metodología de registro. La pandemia golpea hoy a más mexicanos que hace siete meses.

2) Durante dos días consecutivos la cifra de contagios diarios marcó niveles no vistos; este jueves fue de 13 mil 734.

3) En ocho estados la ocupación hospitalaria es en estos momentos el doble o triple de lo que se alcanzó en el primer pico de la pandemia, en julio pasado. En seis de esas entidades la ocupación hospitalaria oscila se encuentra entre 74% y 88% de su capacidad.

4) El número acumulado de fallecimientos rebasó ayer la cantidad de 131 mil.

Como país, aún hay mucho por hacer para no ser espectadores del agravamiento de las cosas.

La llegada de los primeros lotes de vacunas, su aplicación al personal médico y progresivamente al resto de la población son vistas como la luz al final del túnel, pero se trata de un proceso que –realistamente- será largo y lento. Lo inmediato debe ser contener la situación actual, llámese repunte, rebrote o segunda ola.

La emergencia se encuentra en un punto crítico que reclama con urgencia acciones que involucren al mayor número de sectores posibles; el gobierno ha tenido el apoyo empresarial con la creación de centros para la atención de la enfermedad y con la adopción del trabajo a distancia para disminuir los riesgos de miles de personas, pero en todo momento pueden empujarse nuevas formas para combatir la pandemia; aunque siempre será necesario reconocer la magnitud del problema para comenzar a combatirlo.

En lo que podría representar la última oportunidad para evitar el colapso de los hospitales, el papel más relevante le tocará a la ciudadanía. La autoridad hizo un llamado a no realizar concentraciones en las festividades pasadas y, al menos en la capital del país, se conocieron cientos de casos en los que no se cumplió el exhorto.

En esta batalla se requiere tomar conciencia y actuar en conjunto. Cuando una persona se cuida, cuida a toda la sociedad.

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