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El llamado a una tregua con sus adversarios, detractores y críticos, hecho ayer por el presidente mexicano y en el que apeló a la unidad ante la emergencia de salud generada por la pandemia de Covid-19 que azota a gran parte de la población mundial, es un mensaje que se había vuelto necesario desde meses atrás, mucho antes de que los contagios por coronavirus comenzaran a tomar una dimensión preocupante.
En estos momentos —inusitados y sin parangón porque constituyen poner un alto en la vida nacional que tal vez no se había dado desde la Revolución— si la pandemia toma ahora a México y a su sociedad enfrentada y sus autoridades sin coordinación, el país entero puede tener graves consecuencias.
Por el contrario, aún con discrepancias ideológicas y de cuestionamientos hacia las decisiones que se toman desde el poder y por la forma en que se realizan las cosas, será con unidad y con trabajo conjunto de todos los sectores que este país podrá confrontar la adversidad y salir avante de ella. Tomará tiempo y será difícil, pero no imposible.
Los mexicanos, cada uno desde su trinchera y en su campo de acción, deben hacer sinergia en pos del bien común. Hoy más que nunca se hace necesario superar el encono que desde hace meses ha polarizado y dividido a los mexicanos, en mucho debido a los mensajes contradictorios que se mandan desde el interior del gobierno de la 4T.
Es por esto que el llamado hecho por el presidente Andrés Manuel López Obrador a superar las diferencias y empujar todos en una misma dirección, se fundamenta en algo que ha señalado: una de las más grandes fortalezas de México es precisamente la unidad, la misma que se ha hecho presente cada vez que el país atraviesa por un momento crítico, especialmente cuando se ha tratado de catástrofes suscitadas por los embates de la naturaleza, como han sido los huracanes y los terremotos.
Es de destacar que incluso el expresidente Felipe Calderón —declarado cuestionador del gobierno actual— haya aceptado la tregua propuesta por el mandatario y pusiera a su disposición la experiencia adquirida por él y su equipo durante la epidemia de la influenza H1N1 en 2009, así como reiterar su compromiso de concentrar todos los esfuerzos en atender la emergencia sanitaria por la pandemia de coronavirus y paliar sus daños colaterales, como los generados en la economía nacional e internacional.
Hay tiempos para la confrontación política y electoral. Este no es uno de ellos.