La industria de la construcción es uno de los motores económicos en cualquier país o ciudad porque su dinamismo arrastra a otros sectores. Esto parece haberlo comprendido el gobierno de la capital del país y ahora apostará a este rubro para que inicie la reactivación económica en medio de la pandemia.

Con la llegada de la actual administración capitalina, el sector de la construcción vivió un freno en 2018 y todo 2019. No se entregaron nuevos permisos de construcción debido a que se revisaban los procedimientos y reglamentos con el fin de detectar posibles irregularidades que prevalecieron en el gobierno previo, que se caracterizó por autorizar obras aunque no cumplieran la normatividad o aunque existiera oposición vecinal a los proyectos. Actualmente hay órdenes de aprehensión contra varios exfuncionarios capitalinos que ocuparon cargos en áreas de Obras y de Desarrollo Urbano, por presunta corrupción en su desempeño.

La parálisis en el sector se acentuó en 2020 por la emergencia sanitaria. Para este 2021, el gobierno capitalino impulsará la construcción de megaproyectos (aquellos mayores a 10 mil metros cuadrados). Hasta ahora ha autorizado 76, pero solo 31 están activos. Las obras en marcha generaron, al 5 de febrero de este año, 23 mil 660 empleos directos y 25 mil 696 indirectos.

Con el fin de diferenciarse de la administración pasada, tendría que haber transparencia en la otorgación de permisos, analizar la viabilidad de los proyectos y su impacto ambiental, así como contar con el aval de la opinión vecinal. Además debe retomarse el proyecto anunciado en agosto de 2019 cuando se definieron 11 corredores urbanos para que la iniciativa privada construyera vivienda social a bajo costo, categoría que pareció quedar olvidada en administraciones anteriores cuando se privilegiaron los grandes y lujosos desarrollos inmobiliarios.

En un sector tan estratégico para la economía, los tres niveles de gobierno tendrían que impulsar los proyectos de construcción con la aceleración de trámites, desde aquellos que se realizan en viviendas familiares hasta aquellos que implican la edificación de departamentos, centros comerciales o cualquier otro tipo de inmueble. Ello no debe significar, sin embargo, anarquía o violación de la ley.

Las megaobras han apostado a obtener el mayor lucro en el menor tiempo y costo posibles; olvidan el entorno y su relación con la población que se asentó previamente en la zona. Colocar al centro el desarrollo urbano sostenible tiene que ser una obligación para cualquier ciudad, en especial para metrópolis como la Ciudad de México.

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