Al iniciar la actual legislatura, en septiembre de 2018, los diputados y senadores entrantes anunciaban casi a diario recortes al gasto legislativo para acompañar el programa de austeridad que el gobierno que entraría en funciones tres meses después había vendido como una de sus principales banderas de campaña.

La lista de reducciones al presupuesto ordinario del Congreso fue larga. Se dio a conocer la eliminación

de los seguros médicos, de automóviles, el servicio de edecanes, de peluquería, de botanas, además de vales de alimentos y de gasolina, entre otros.

Las cifras alegres reportaban ahorros por alrededor de 4 mil millones de pesos solo para el primer año de funciones.

Ahora, a casi 3 años de distancia, y a unas semanas de la conclusión de la 64 Legislatura, los datos disponibles señalan que no han terminado las multimillonarias erogaciones en productos de dudosa utilidad.

Un reporte que hoy da a conocer EL UNIVERSAL refiere que en 30 meses los diputados federales otorgaron más de 750 contratos o licitaciones para adquirir productos, bienes y servicios con cargo al Palacio Legislativo de San Lázaro, que van desde sillas, aparatos para hacer ejercicio, boletos para parques de diversiones, café y galletas hasta calzado de trabajo para dama y botas para motociclista.

En la revisión que hizo este diario a los contratos pagados con recursos del erario y disponibles en la página de internet, se encontró que algunos convenios no especifican las cantidades de lo adquirido. Por esa razón no es claro si la Cámara de Diputados hizo adquisiciones a precios mayores a los del mercado. Por ejemplo, en la compra de aparatos para hacer ejercicio se erogaron 26 mil pesos por un producto que de manera individual cuesta 2 mil 400 pesos. ¿Cuántas unidades alcanzó a comprar la Cámara? ¿Recibió precio preferencial o, por el contrario, pagó un costo mayor por cada artículo?

Esta opacidad ha sido una práctica consuetudinaria desde legislaturas anteriores y en la actual no se pudo erradicar. Este mes EL UNIVERSAL también documentó que los casi 2 mil millones de pesos asignados al total de las bancadas en dos años y medio de funciones se ejercieron de manera poco transparente. De acuerdo con los informes semestrales entregados por todas las fracciones políticas, sólo se reportaron gastos en general, con cantidades y capítulos; sin embargo, no se presentaron notas o facturas.

En esta Legislatura hubo saludables recortes en el gasto, en comparación con el sexenio anterior, pero no se ha erradicado el tan criticado dispendio de periodos previos. ¿Con el paso de los meses se olvidó la austeridad inicial?