Los procesos industriales representan con frecuencia un riesgo en sus operaciones diarias, pero no por ello todos los días se conocen de accidentes o fatalidades en la industria mexicana o internacional.
La prevención, la supervisión y el constante mantenimiento en los equipos puede disminuir los riesgos casi a cero. Descuidar esos aspectos, por el contrario, pueden llevar los índices de riesgo a niveles máximos. Hoy expertos y trabajadores emiten una alerta porque una situación de ese tipo se está incubando en Petróleos Mexicanos, por el deficiente mantenimiento de sus instalaciones.
Una revisión a los presupuestos aprobados a Pemex muestra que los recursos para mantenimiento han ido a la baja. En 2018, último año de la anterior administración, se canalizaron 17 mil 296 millones de pesos para mantenimiento de infraestructura en áreas de producción de petróleo crudo, gas, petrolíferos y petroquímicos. Para 2022, ese monto se redujo a 9 mil 284 millones de pesos, lo que representa una disminución de 46%.
La compañía petrolera tiene identificadas las áreas vulnerables que requieren atención, ha destinado recursos para ello, pero ha cumplido a cuentagotas. En 2019, el informe anual de Pemex reconoció que en ese año solo se atendieron 74 de 233 riesgos críticos identificados. En 2020 la atención a esa clase de riesgos solo se cumplió en 33% al solucionarse 81 de 241 riesgos identificados.
Las consecuencias ya están siendo registradas. El año pasado ocurrieron 122 accidentes en instalaciones de Pemex; en el área de refinación el número de accidentes pasó de 18 en 2020 a 46 en 2021.
En 2021 un incendio en la plataforma ubicada en el yacimiento Ku-Maloob-Zaap obligó al cierre de 125 pozos, a contraer la producción y ocasionó pérdidas económicas por arriba de 20 millones de dólares diarios.
No se entiende por qué una empresa con más de 120 mil trabajadores que realiza procesos de alto riesgo descuida áreas tan sensibles como el mantenimiento. El recorte a esa partida puede estar fundamentado en que en administraciones anteriores se ejercían grandes presupuestos sin control; sin embargo, las evidencias actuales apuntan a que se trata de un tema meramente de austeridad.
Esta situación solo coloca en el filo de la navaja a trabajadores, a las instalaciones, al ambiente y, por supuesto, a las miles de personas asentadas en zonas cercanas a complejos petroleros. Expertos y trabajadores están haciendo un llamado de alerta a tiempo. ¿Serán escuchados?
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