El racismo en el mundo es un tema no resuelto, especialmente en Estados Unidos, pese a las luchas por la igualdad racial desde que Abraham Lincoln aboliera la esclavitud en 1863 —decisión que actuó como detonante de una cruenta guerra civil—, y que en pleno siglo XXI la discriminación se sigue evidenciando a través de la brutalidad policiaca, ahora en su capítulo más reciente en la ciudad de Minneapolis con la muerte de George Floyd, un hombre negro que tras ser sometido por la policía de su ciudad, fue asfixiado prácticamente hasta morir, pese a no haber opuesto mayor resistencia a los agentes. La imagen que se captó de él, suplicando al oficial que lo mantenía presionado por el cuello que le permitiera respirar, dio la vuelta al mundo entero, sembrando indignación por doquier y amenazando con desencadenar estallidos de violencia y desobediencia civil por todo el territorio de Estados Unidos, justo en momentos en lo que menos se desea es que haya multitudes en las calles, con el peligro aún latente de agudizar los contagios de coronavirus que terminarían por desbordar la pandemia en EU en una segunda ola que se antoja ya incontenible.

Los hechos recuerdan el caso del taxista Rodney King, cuyo video de cómo era brutalmente golpeado por policías cuando ya se encontraba esposado en el suelo, desató una larga jornada de saqueos, vandalismo y actos de extrema violencia en la ciudad de Los Ángeles, en 1991, que hicieron necesaria la intervención del ejército para contener los ánimos exacerbados entre la comunidad afroamericana, con un alto costo en vidas durante las revueltas y millonarios daños en comercios y casas.

Para un país que incluso ya tuvo un presidente afroamericano, el tema del racismo debía haberse considerado superado desde hace mucho y sin embargo no es así. El racismo es un tema que brota únicamente cuando suceden este tipo de cosas y que habría que llevarlo de inmediato a la mesa nacional de discusión y no ocultarlas como se hace en nuestro país.

El tema del racismo es un debate que en México ni siquiera se ha iniciado, a pesar de que es evidente que tenemos una sociedad estratificada a partir del color de la piel, y en donde nuestros indígenas ocupan siempre el escalón más bajo, situación que ni siquiera pudo resolver el movimiento zapatista a partir de su aparición y posterior estallido social en 1994. Se habló mucho entonces, y sin embargo las cosas siguen igual o peor para nuestros pueblos originarios.

Google News

TEMAS RELACIONADOS