Veinticinco voces públicas han sido apagadas en lo que va de 2019, veinticinco de profesionales que fueron acallados para siempre por ejercer el oficio periodístico en distintos puntos del globo terráqueo. De esos veinticinco, lamentablemente nuestro país aporta por sí solo más de una tercera parte del total: diez, dado que el recuento realizado por organizaciones del gremio no incluye el asesinato de Edgar Alberto Nava López, quien dirigía La Verdad, un portal de noticias de Zihuatanejo, Guerrero, tal vez porque éste ejercía también un cargo público y no se esclarece aún cuál de sus dos actividades fue la que detonó la furia de sus ejecutores.

Es una infamia que nuestro país, una nación supuestamente de paz, que oficialmente no vive en la actualidad un conflicto armado, triplique la cantidad de comunicadores muertos en Afganistán, el estado que le sigue en la lista, en el que la nación asiática registra tres decesos de periodistas en medio de una guerra civil declarada y bajo el yugo simultáneo de tres feroces actores: los talibanes, Al Qaeda e ISIS, de probada agresividad y violencia.

Tras los afganos, en el conteo se precisa que Paquistán y Somalia, también bajo conflictos de larga data, reportaron cada uno la muerte de dos miembros de la prensa.

Aun así, en el comparativo, la inseguridad desatada en México por los cárteles del narcotráfico hace palidecer y hacer parecer como juego de niños a la delicada y conflictiva situación afgana en su relación con el ejercicio del periodismo. Más preocupante aún es que a estas alturas del presente año, México esté superando a Afganistán en la cantidad de periodistas asesinados, dado que en 2018 era esta nación junto con Siria las que encabezaban el ranking, aunque con el bochornoso agravante para nuestro país de no estar bajo conflicto bélico como sus pares asiáticos, circunstancia que nos hizo merecedores del calificativo de “nación letal para ejercer el periodismo” y caer muy abajo, hasta el puesto 140 de los 180 posibles, en la Clasificación Mundial de Libertad de Prensa.

Mucho tiempo lleva ya México en el nada honroso puesto como líder en el asesinato de periodistas, en los que la constante ha sido siempre la minimización por parte de las autoridades federales y estatales, intentando atribuir en automático esas muertes a temas no relacionados con el ejercicio periodístico. Lamentable también que se clasifique a nuestro país como un sitio en el que la libertad de prensa es casi inexistente. Ya no más atentados contra la verdad.

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