La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) es una institución con reconocimiento internacional, por eso duele que un organismo como ese anuncie en su último reporte que pese a las tan alabadas políticas del gobierno mexicano dirigidas a reducir la pobreza de su población, ésta por el contrario se duplicó el año pasado y despuntó por encima de las cifras de la caída regional registrada en el mismo periodo.

Tan solo en el rubro de la pobreza extrema, ésta se incrementó de un 10.6% del total de la población en 2019, a un alarmante 18.3% en 2020, y en donde se indica que las transferencias económicas federales apenas si produjeron un raquítico 0.1% de amortiguamiento de la pobreza.

Si bien es necesario admitir que la crisis económica provocada por la pandemia de coronavirus contribuyó significativamente a producir tan terribles y desalentadoras cifras, y que el impacto se dio en diversos grados en todos los puntos del planeta, ciertamente nuestro país fue uno de los que más lo resintió toda vez que aquí no hubo apoyo al aparato productivo nacional y en su lugar se determinó repartir ayuda en efectivo o en especie directamente entre los gobernados, con lo que se dio un duro golpe que afectó a todos los sectores sociales y que suscitó un desplome en la actividad industrial y de servicios, misma que se tradujo en una angustiante pérdida masiva de fuentes y puestos de trabajo.

Pese al gasto del gobierno para atender ese rubro, que es sin duda cuantioso, se obtiene el efecto contrario y en lugar de avanzar, se retrocede.

Son dos años de fracaso en programas y políticas de apoyo a los sectores más desfavorecidos del país, en los que lejos de aliviar su situación, los ha metido en un estrés socioeconómico sin precedentes ni siquiera vistos en los años más críticos de los gobiernos neoliberales.

Pareciera que pese a los lemas de campaña, el objetivo de este gobierno fuera por el contrario el hacer más pobres. Aunque varios de sus programas sociales y de apoyo popular son sin duda bandera de la transformación emprendida, las cifras de la Cepal resultan contundentes.

Es necesario que el gobierno actual se replantee su política de combate y reducción de la pobreza, analizar qué es lo que se ha venido haciendo mal y que no ha rendido los resultados esperados y, sobre todo, abrirse a escuchar otras voces, de otros sectores tanto económicos como sociales que han aportado ideas pero no han sido escuchados, y dejar de invocar los fantasmas del pasado que lo único que hacen es distraer de las verdaderas soluciones futuras.

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