Cuestionable que por vacíos legales la población usuaria de servicios en línea, aplicaciones y redes sociales, entre otras actividades cibernéticas, quede en indefensión porque aún no se han definido leyes que regulen a cabalidad el ciberespacio y las actividades que ahí se realizan.

Es criticable el que no exista una división de la policía que reaccione con la rapidez requerida ante una delincuencia que se ha especializado y que parece ir siempre por delante de los esfuerzos de las autoridades por detectar y atajar sus ilícitos.

Sin embargo, también hay que reconocer que la cantidad de delitos cibernéticos cometidos es tanta que la única protección posible parece ser solo la precaución de los propios internautas y usuarios de redes y servicios en línea. Para ello se requiere aumentar la educación tecnológica, no sólo para quienes tienen contacto frecuentemente con el ciberespacio, sino especialmente para aquellos no familiarizados con estas tecnologías, que son quienes constituyen la población más vulnerable a extorsiones y fraudes no sólo de índole sexual, sino de cualquier tipo.

Dentro del catálogo de delitos que apenas comienza a detectarse y comprenderse, uno de los más graves es el robo y suplantación de identidad, por el que personas inocentes pueden verse involucradas en fraudes y desfalcos, o en ataques contra la integridad de otras personas que confían al pensar que están tratando con quien en realidad no es.

Y en cualquier campaña de prevención debe considerarse siempre que se trata de tecnologías en constante desarrollo y rápidamente cambiantes, pero donde caben previsiones básicas como no abrir correos o links provenientes de desconocidos, o si es posible verificar que comunicados que parecen provenir de fuentes o emisores serios o reconocidos, en realidad sí lo sean.

Si bien se trata de un problema global, en el que sufren intromisiones tanto usuarios comunes como los grandes instituciones de gobierno, corporativos y bancos, antes que esperar una solución por parte del gobierno, es mejor que cada usuario se ocupe y preocupe por hacer que cada paso que da en la red sea seguro, aplicando una serie de precauciones básicas que le permitirán tranquilidad al navegar por el ciberespacio.