Golpeada por la crisis, el alza en los precios de los combustibles y el mantenimiento, y la guerra de tarifas, así como el fuerte impacto que representó la pandemia por un drástico descenso en los desplazamientos, la aviación comercial en México se encuentra de capa caída.

En nuestro país la transportación colectiva para grandes distancias recae actualmente en solo dos ofertas: por un lado la de las aerolíneas comerciales y por otro el servicio de transporte terrestre en autobuses, toda vez que la tercera opción que constituían los ferrocarriles se dejó morir por una mezcla de negligencia y la aparición de alternativas más rápidas.

Al hacer un primer análisis del mercado aéreo salta a la vista que el avión es un medio subutilizado para la transportación de pasajeros a gran escala. Comparando mercados, el viajero estadounidense opta por el avión como medio de transporte habitual casi seis veces más que el usuario mexicano, el cual prefiere hacerlo por autobús para grandes distancias.

Por lo anterior, eficientar a la aviación se vuelve un tema de oportunidad y en especial hacerlo a través del desarrollo de la aviación regional con precios competitivos a los de las líneas de autobuses, pero con el evidente ahorro en tiempo que ofrece la ruta aérea.

Sin embargo hay que generar condiciones para que el avión se vuelva una alternativa accesible. En primer lugar se necesita potenciar la economía del país en general para que sea más amplio el sector que vea al aerotransporte comercial como una opción habitual de transporte y se le deje de percibir como una alternativa elitista y costosa.

En segundo lugar resulta idóneo que se fortalezca a la aviación comercial para que resulte altamente rentable por volumen, pero a la vez sin tener que bajar los precios de los boletos castigando otras áreas vitales como el mantenimiento, la capacitación del personal o la atención que se brinda a bordo, ya que la queja frecuente es que ésta ha decaído notablemente .

Finalmente, urge ampliar la conectividad y evitar la centralización de los vuelos, para no obligar al pasajero a desplazarse al centro del país si solo requiere hacer conexiones en puntos del norte o sur de la República.

En más de un sentido y porque además constituye el principal detonante y sostén de la industria turística nacional, el futuro de la movilización del pasaje mexicano está en el aire.