Un exhorto histórico, nunca antes visto en los tiempos modernos, el que hizo ayer la Organización de las Naciones Unidas como un llamado a científicos y médicos de todo el mundo para aportar experiencias y conocimientos para desarrollar en tiempo récord una vacuna contra el Covid-19, calificado desde ya como el “esfuerzo de salud pública más masivo de la historia” por el secretario general de la ONU, António Guterres.

Los países están en este momento más bien dedicados a contener la expansión del virus, y los procedimientos normales para el desarrollo de una inmunización son excesivamente tardados porque se trata de investigaciones muy meticulosas cuyos resultados deben ser sometidos a múltiples pruebas y por largos periodos de tiempo para comprobar que no haya reacciones secundarias desfavorables o efectos a largo plazo que resulten nocivos para quien recibe el tratamiento preventivo. Dicha tardanza o lentitud permite garantizar una casi total seguridad en el desarrollo de cualquier fórmula, tratamiento o cura destinado al mejoramiento de la salud humana.

Pero ahora, el avance imparable mostrado por la pandemia del Covid-19 y los estragos que está dejando no solo en contagios y muertes por todo el orbe, sino también en la estructura económica mundial por la suspensión de las actividades humanas a todo lo largo y ancho del planeta, hacen indispensable y urgente conjuntar esfuerzos y poner a trabajar como nunca antes a la ciencia, a marchas forzadas, para contar lo más rápido posible con una vacuna efectiva que permita no solo salvar vidas, sino la reanudación de la vida cotidiana en la Tierra y evitar así mayores afectaciones para sus habitantes.

El exhorto es también un llamado a recaudar fondos que permitan hacer ese sueño posible, ya que se produce en un momento en que Estados Unidos ha anunciado su intención de retirar las aportaciones monetarias que hacía a la OMS, ante supuestos malos manejos del organismo en la crisis del coronavirus.

Y aunque se sabe que China ya tiene un buen avance hacia una nueva vacuna, que ha dado buenos resultados en simios pero falta probar en humanos, el nuevo compromiso para hacer más investigación ha sido suscrito por científicos, médicos, financiadores y fabricantes de países como Estados Unidos, Japón, Italia, España, Austria, Canadá, Reino Unido, Francia, Países Bajos, Argentina, Noruega, Corea del Sur, Alemania, Suiza, Sudáfrica, Suecia y Australia.

Esperemos que tanto esfuerzo no solo redunde en una vacuna efectiva contra el coronavirus, sino que ojalá además pueda manufacturarse a gran escala y bajo costo, lo que haría más que redondo este sueño.

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