La consecuencia natural del confinamiento social y de la reducción de actividades no esenciales, para enfrentar la crisis sanitaria, es la afectación en la vida económica de los países. Muchas empresas resultarán afectadas y por tanto su plantilla laboral.

En México, los primeros estragos comienzan a verse de manera directa en los estados de cuenta que los trabajadores tienen con las administradoras de fondo para retiro. En un comparativo de saldos que realizó EL UNIVERSAL, una cuenta registró una disminución de poco más de 9 mil pesos entre diciembre de 2019 y ayer jueves 2 de abril, producto de la volatilidad bursátil que ha prevalecido desde febrero, cuando arreció la crisis iniciada por el coronavirus. En el futuro cercano no se vislumbra una situación de mejoría. Por el contrario, a la minusvalía en las cuentas de las Afore podría sumarse un impacto mayor en el ahorro de los trabajadores.

Ante el rendimiento negativo en las Afore y los nubarrones económicos, será difícil seguir la recomendación que la Comisión Nacional del Sistema del Ahorro para el Retiro hizo esta semana: resistir la turbulencia.

Mucho menos luego de que las proyecciones oficiales de una caída de 4% en la economía nacional llevan implícita la pérdida de puestos de trabajo. Por ley, quienes aportan recursos a las Afore, pueden realizar retiros de su cuenta después de 45 días de que hayan perdido el empleo. El retiro, sin embargo, representará menores rendimientos a largo plazo, disminución de semanas cotizadas y —una vez más— pérdidas en los recursos que deben garantizar una pensión digna al finalizar la vida laboral. Hasta este momento los pronósticos económicos hacen vislumbrar un masivo retiro de recursos.

Desde el gobierno se ha dicho de manera clara que se apoyará de forma decidida a los que menos tienen, que en teoría son aquellos a los que ya destina recursos de forma periódica: personas de la tercera edad y jóvenes que no estudian ni trabajan.

La situación inédita que empieza a vivir México requiere de medidas creativas sin excluir a algún sector económico. Si el apoyo es selectivo, habrá piezas en el engranaje económico que reiniciarán actividades de forma muy lenta o probablemente no puedan reanudar.

De parte de las Afore se vería bien un esfuerzo adicional para reducir las comisiones que cobran, pero de la autoridad económica también se espera la solidaridad en tiempos de crisis. El patrimonio de millones está en riesgo. Conservarlo debe ser prioridad.

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