Encontrar una forma de gastar el dinero mal habido es siempre un problema para los grupos del crimen organizado. No puede llegar a concesionarias de automóviles o a inmobiliarias para adquirir vehículos o casas y pagar millones de pesos en efectivo. Desde hace varios años las leyes se endurecieron en ese sentido; por eso, en principio, debería ser más fácil para la autoridad seguir la pista del dinero.

La delincuencia, sin embargo, recurre a prestanombres o a la clandestinidad. EL UNIVERSAL informa hoy que la banda de El Lunares, líder de la Unión Tepito, detenido en enero pasado, creó la empresa Presta-Credit —sin registros oficiales— para ofrecer préstamos a propietarios de negocios del Centro Histórico con el fin de que solventen así sus necesidades económicas ante la crisis generada por el Covid-19, y puedan estar listos para una eventual reapertura de sus establecimientos.

Testimonios de comerciantes que recibieron recursos de la banda criminal señalan que se comportan de manera amable, no agreden ni intimidan, pero los beneficiados están conscientes de que deben cumplir con el compromiso adquirido o pagarán caras las consecuencias, pero añaden que son los únicos que les ofrecen el apoyo que no encuentran en otros lados, como los bancos.

Ahora en la Ciudad de México el crimen parece salir en apoyo de comerciantes que se encuentran al borde de la sobrevivencia por estar cerrados sus únicos medios de subsistir.

Las carencias sociales orillan a buena parte de la población a recibir el apoyo de quien quiera otorgárselo, sin importar el origen. Ante un inminente panorama —a corto y mediano plazos— de mayor pobreza y más desempleo, los gobiernos federal y locales no deben claudicar en el combate a redes criminales. Seguir la pista no debería ser complicado. Hay que enfocarse en la ruta del dinero con los vastos elementos que permite la ley. Si se busca, seguro encuentran.

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