En el marco del 75 aniversario de su creación, la Organización de las Naciones Unidas vio ensombrecida su celebración en medio de la peor crisis sanitaria que le haya tocado enfrentar desde que otra coyuntura crítica, una que comprometió la paz mundial, hizo necesaria su nacimiento en 1945.

Ahora, obligada por las circunstancias, la ONU realizó por primera vez en su historia una cumbre virtual en la que las intervenciones en su podio fueron reemplazadas por una sucesión de mensajes videograbados en los cuales los estadistas compartieron su preocupación por la pandemia de Covid-19 que azota al planeta, pugnaron por acelerar el desarrollo de una vacuna contra el virus e hicieron llamados a fortalecer la fraternidad universal en momentos en que el fantasma de una guerra fría de acusaciones han recrudecido la tensión preexistente entre Estados Unidos y China.

Las tensiones entre ambas superpotencias, una en declive y la otra en rápido ascenso, se han visto agudizadas a raíz de la pandemia, en el que curiosamente, también como en el siglo pasado, hay otra carrera entre Rusia y Estados Unidos, en la que ahora la lucha no es por la conquista del espacio exterior sino por la del espacio interior: una batalla que se libra dentro del cuerpo humano, y en la que ambas naciones sostienen una vertiginosa competencia por desarrollar la primera vacuna contra el coronavirus.

Y lo expresa en un momento en que Estados Unidos ha rebasado justo ayer la cifra de los 200 mil decesos por Covid-19, y en el que en su teleparticipación ante la Asamblea General de la ONU, el presidente Donald Trump dedicó el tiempo que le fue asignado para su mensaje a acusar a China por esparcer el virus sin haber dado aviso al resto del mundo, a lo que el mandatario chino Xi Jinping contratacó diciendo que Washington ha propagado un “virus político” en contra de Beijing.

Ambos mandatarios deberían tener presente lo que el secretario Guterres ha manifestado que en la lucha contra el Covid, los líderes se deben guiar por la ciencia y no por los populismos, pues asegura que en el mundo tanto los populismos como los nacionalismos han fracasado y que cuando se ha tratado de atajar la pandemia dándole un enfoque populista, lo que se ha provocado es un empeoramiento palpable de los contagios. Es necesario dar un nuevo rumbo a la política sanitaria mundial, no es momento de perder el tiempo en acusaciones, populismos ni nacionalismos.

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