Editorial EL UNIVERSAL

Las benditas remesas

EDITORIAL

05/01/2021 |01:39
Redacción El Universal
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El envío de dinero que realizan los millones de mexicanos que se encuentran en Estados Unidos estableció un nuevo récord: 40 mil millones de dólares de diciembre de 2019 a noviembre de 2020. Estos recursos nunca habían sido tan necesarios como ahora, cuando el país enfrenta desempleo, caída económica y un fuerte impacto en el sector salud por el alto número de personas que se han contagiado de Covid-19.

Ese apoyo representó un salvavidas para miles de familias y de comunidades en México, y estaría cumpliendo lo que para analistas sería la “política contracíclica”, que tanto se demandó al gobierno federal: facilitar el acceso a recursos en época de contracción económica.

A pesar de que la comunidad mexicana en Estados Unidos padeció también la pandemia, la paralización de actividades cotidianas y el cierre de empresas, la solidaridad hacia aquellos de los que tuvieron que alejarse en busca de mejores expectativas rebasó cualquier pronóstico. La mayor participación de mexicanos en actividades esenciales (preparación de comida, limpieza de calles y actividades agrícolas), así como los bonos de ayuda económica entregados por el gobierno estadounidense pueden explicar el incremento de la transferencia monetaria.

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Una vez más, México está beneficiándose del dinamismo económico estadounidense. El pronóstico de la Reserva Federal para la economía de EU es de una caída de 2.4% en 2020 y de un crecimiento de 4.2% para este 2021. En México, en cambio, se prevé un desplome del PIB de al menos 9% y un crecimiento de 4.6% para este año, que no alcanzará a recuperar lo perdido el año pasado. Expertos esperan que la recuperación económica de Estados Unidos favorezca a la economía nacional.

La antigua frase “Pobre México: tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos” se repite cada vez menos, pues en los hechos millones de mexicanos encontraron en la nación vecina, durante las últimas décadas, las oportunidades que no hallaron en el país.

Ahora esos mexicanos expulsados apoyan a padres, parejas, hermanos e hijos a pesar de la distancia. Y los recursos enviados pueden significar para sus familias las oportunidades que ellos no tuvieron para aspirar a un mejor nivel de vida. Eso es solidaridad.