La organización belga International Crisis Group publicó un estudio en el que alerta sobre el riesgo de que el narco mexicano parece estar encontrando una posibilidad de sobrevivir e imponerse entre los distintos grupos delincuenciales al infiltrarse hacia las estructuras de gobierno, a través de su intromisión en la política y su acercamiento a integrantes de las fuerzas armadas.

En nuestro país son ya 89 personajes vinculados a la política cuyas vidas han sido segadas dentro de un turbio clima de campañas electorales, y a las que hay que agregar la serie de intimidaciones, amenazas, secuestros y demás hostilidades de las que han sido objeto un número no precisado de candidatos y equipos de campaña, y que han llevado a algunos de ellos a declinar su aspiración.

Todo ello es parte de la ola de violencia que está enturbiando las elecciones calificadas como las más importantes de la historia reciente de México y en las que no se acepta que el Estado llegue a decir que se trata de una agresiva respuesta a la lucha que ha emprendido contra la corrupción heredada por gobiernos anteriores.

En su informe, la organización con sede en Bélgica señala como causa de la ola de violencia electoral tanto a la polarización política prevaleciente en México —atizada en mucho desde la propia Presidencia de la República— como a las políticas de seguridad de la actual administración y que solo han conseguido permitir que se asiente la violencia en algunas regiones del país.

También ve como fuente de conflicto el que el partido en el gobierno esté saturado de interesados que solo lo utilizan como instrumento para obtener poder y como un medio para proteger intereses particulares. En este sentido, la organización ve como especial foco rojo de atención al estado de Michoacán, donde los criminales encuentran un nicho de oportunidad en la política y hasta han establecido una relación de aparente cordialidad con integrantes de las fuerzas armadas, a fin de contar con su simpatía frente a otras organizaciones rivales. Es un grave peligro, pues pone en riesgo la labor de inteligencia y la efectividad de los operativos del aparato militar.

Para International Crisis Group, lejos de cordialidad, que el crimen organizado se acerque a las policías y fuerzas armadas, en realidad se trata de una relación tóxica, pues al infiltrar al Estado mexicano y su estructura de seguridad, corrompe al mismo desde su interior y debilita cualquier intento por imponer orden. Ojalá no se desatienda ni minimice este preocupante asunto.