Ante la emergencia por coronavirus una vez que éste ha entrado a México y está registrando un rápido avance que se espera no llegue a ser exponencial a través del contagio local, sino que pueda mantenerse restringido al ámbito de importación —pese al primer deceso por virus adquirido en la capital mexicana—, ha puesto en contradicción a entidades federales con estatales e instituciones independientes, que han establecido sus propios protocolos y lineamientos de actuación, adelantándose o incluso contradiciendo las recomendaciones federales.

Por lo anterior es necesario un llamado al gobierno federal para que atienda las recomendaciones que le vienen de todas partes, empezando por la del propio secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, quien dice que millones de vidas están en riesgo si los gobiernos no se toman en serio la epidemia.

Y es que hasta los propios gobiernos estatales están tomando ya sus propias medidas, ante lo que consideran una lamentable desestimación por el retraso federal para decretar acciones más contundentes, destinadas a contener el avance del coronavirus por el territorio mexicano, para no permitir que el contagio cunda como un incendio forestal, que fue la atinada metáfora utilizada por el secretario de la ONU, misma que describe con esa sola imagen toda la magnitud del peligro que ya afecta mortalmente a otros países y que se está cerniendo sobre México.

Es comprensible la posición de no querer afectar demasiado la vida cotidiana y a la de por sí endeble y muy golpeada economía nacional, pero también se está corriendo el riesgo de que ya no se vea al gobierno federal como el máximo rector de la vida del país, que no se le tome en serio en su papel de gran coordinador nacional, y en su lugar comiencen a acatarse solo instrucciones de entidades locales o de organizaciones privadas o instancias independientes o con algún rango de autonomía, como las universidades.

La experiencia de China, que ayer por primera vez desde que inició la epidemia se anotó una pequeña victoria al reportar cero casos nuevos, sumado a un franco descenso en el número de contagios (situación que le ha permitido desde hace unos días dejar de encabezar la lista de las naciones en crisis epidemiológica en cuanto al número de fallecimientos, cediendo desafortunadamente ese nada honroso puesto a Italia), constituye un poderoso aliciente para que todos los sectores en México, públicos y privados, hagan sinergia, se coordinen y enfrenten como un solo bloque al enemigo viral. ¿Estamos a tiempo?

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