Los recientes tiroteos contra grupos de personas en sitios públicos han hecho ver la urgencia de hacer algo contra el inusitado aumento de la posesión de armas entre los ciudadanos de Estados Unidos. Una carta firmada por 214 integrantes de la Conferencia de Alcaldes Estadounidenses demanda a los miembros de su Senado que regresen de inmediato de su receso de verano y se pongan a trabajar ya en el análisis y aprobación de dos proyectos de ley para endurecer el acceso a armamento por parte de la ciudadanía. Tales iniciativas pasaron ya por la aprobación de la Cámara Baja y ahora toca su turno hacer lo propio al Senado.

“Nuestra nación ya no puede esperar a que nuestro gobierno federal tome las medidas necesarias para evitar que las personas que no deberían tener acceso a las armas de fuego puedan comprarlas”, se precisa en un párrafo de la misiva que se hizo llegar en primer lugar a Mitch McConnell, coordinador de la mayoría republicana en el Senado estadounidense, así como al líder demócrata Chuck Schumer.

La medida de presión hacia los senadores fue orquestada por Bryan Barnett, presidente de la citada conferencia, quien considera a los tiroteos masivos en su país como una epidemia que exige acción inmediata.

Entre las propuestas que esperan aprobación por parte del Senado norteamericano, está una ley de comprobación de antecedentes a todo aquél que haga solicitud de compra de un arma de fuego, así como otra para ampliar el tiempo de espera para la entrega del armamento al cliente, que en la actualidad es de tan sólo tres días. En este sentido, se pretende que el plazo se extienda por lo menos a unos 10 días, tiempo para que el FBI pueda investigar y armar un expediente del posible comprador.

Sin embargo, ambos proyectos deben confrontar aún la oposición del bloque republicano, el cual mantiene fuertes nexos con la Asociación Nacional del Rifle (NRA), poderosa organización civil que ejerce presión para que no se cancele lo que sus integrantes llaman “el derecho de todo estadounidense a poseer un arma”. En tanto, el presidente Donald Trump, simpatizante de los postulados de la NRA, se ha limitado a admitir que el control de armas sólo debe aplicar en casos de personas con trastorno mental comprobado.

Por bien no sólo de su país, sino del mundo entero (dado que las víctimas frecuentes de los tiroteos siguen siendo extranjeros o de minorías raciales o religiosas), es de esperar que fructifique este llamado al Senado de Estados Unidos para que se legisle la adquisición y posesión de armas de fuego, toda vez que los legisladores estadounidenses han demostrado que no se mueven sin presiones.

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