En las últimas décadas el país ha dado pasos para que la obra pública se realice con estándares de calidad, cumpliendo lineamientos ambientales, de seguridad y de transparencia, entre otros. En casos como la construcción del Tren Maya eso ha servido de poco, pues en los análisis previos a su puesta en marcha, los señalamientos de riesgos han sido omitidos por la autoridad. Todo lo positivo es público, los riesgos del proyecto se ocultaron.

En el análisis costo-beneficio que se debe presentar ante la Secretaría de Hacienda, el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) —promotor del proyecto— ocultó información crítica que elaboró una firma que brindó asesoría económica-financiera.

Entre las casi 7 mil 500 páginas de documentos que recibió Fonatur en 2019 existe un apartado con información importante sobre el tramo 7, que correrá de Bacalar a Escárcega, que aconseja no construirlo por dificultades técnicas, sociales y ambientales: “Desde una perspectiva técnica, sería posible diseñar un pretrazo, pero con un gran costo, alto impacto ambiental y social, demasiado complejo para proyectar y construir”.

Coincidentemente, es el trayecto que más preocupa a ecologistas y científicos, quienes han advertido el desastre que podría traer a la zona y a su ecosistema.

Como herencia de administraciones federales pasadas hay obras que quedaron inconclusas o que con los años quedaron sin utilizar o están subutilizadas por su poco beneficio para el entorno social. Como ejemplo, el actual gobierno ha denunciado cómo muchos hospitales “inaugurados” en el sexenio anterior nunca fueron equipados para operar.

Desde el siglo pasado y en lo que va de este son pocas las obras públicas que son sinónimo de calidad y de eficiencia. Probablemente tengan estos atributos durante los primeros años de su puesta en marcha, pero después caen en la ineficiencia y en el deterioro… a menos que se produzca una tragedia y entonces la atención generalizada esté puesta en ellas. El Tren Maya está a tiempo de evitar verse en el espejo de la Línea 12 del Metro capitalino, pero no será por la vía de la opacidad como lo consiga.