En un año Bolivia pasó de la descalificación internacional, debido a la realización de elecciones llenas de dudas, al reconocimiento por celebrar comicios presidenciales cuyos resultados han sido avalados por opositores, gobiernos de la región y por organismos internacionales.

Fue precisamente la Organización de Estados Americanos la que, en octubre de 2019, cuestionó la autoproclamación de triunfo de Evo Morales en medio de numerosos señalamientos de fraude.

En esa ocasión el Tribunal Supremo Electoral dio resultados preliminares –el día de la elección– con casi 84% de las actas computadas. Evo presentaba una ventaja menor a ocho puntos porcentuales y todo apuntaba a la realización de una segunda vuelta por no existir los requisitos para que el proceso se definiera en una sola jornada: que un candidato recibiera más de 50% de los votos o que con más de 40% existiera una distancia de más de 10 puntos porcentuales sobre el segundo lugar.

Los conteos rápidos de distintas encuestadoras preveían también el escenario de la segunda vuelta.

A partir de ese momento comenzaron los hechos que sembraron incertidumbre. El programa de resultados preliminares se interrumpió, la autoridad electoral se mantuvo en silencio durante 24 horas y el presidente, que buscaba su cuarto mandato, proclamó su victoria.

Cuando el organismo electoral retomó el conteo de votos, dio a conocer que con 96% de los sufragios contados Evo había aumentado su ventaja a poco más de 10 puntos sobre el segundo lugar, lo que resolvía la elección en primera vuelta. Las protestas que habían iniciado con el silencio de la autoridad electoral, subieron de tono y en algunos casos se tornaron violentas.

En los días siguientes se dio una sucesión de hechos que colocaron la vida política y social del país en una situación muy frágil. La presión creció en las calles, Evo Morales perdió el apoyo de las Fuerzas Armadas, abandonó el país, estuvo unas semanas en México, luego viajó a Argentina, mientras un gobierno interino intentaba reorganizar Bolivia.

Finalmente este domingo los bolivianos volvieron a presentarse ante las urnas. Logró el triunfo a quien definen como “delfín” de Evo Morales. En entrevista con este diario, afirma que gobernará “para todos”.

Ganar en buena lid consolida a las sociedades democráticas y otorga un aval a cualquier gobierno para contar con el apoyo internacional. Aunque al final del día, de la apertura política y de la tolerancia del gobierno dependerá aprovechar ese bono político o echarlo por el drenaje.

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