El cáncer de mama no se puede prevenir, pero su detección temprana contribuye siempre a tener mayor esperanza de vencerlo. En el Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer de Mama, los esfuerzos para contener esta enfermedad y realizar diagnósticos oportunos se ven limitados en México por la pandemia de Covid-19.

Por esa razón, las cifras que arroja el Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica podrían no reflejar de manera acertada la realidad. En 2020, hasta el pasado 3 de octubre, se habían registrado 8 mil 649 casos del tipo de tumor maligno más frecuente en las mujeres, 2 mil 441 menos que los que se presentaron en el mismo periodo de 2019.

Los expertos descartan soluciones mágicas en la reducción de 20% que se presenta en el número de casos. Lo atribuyen, por el contrario, a las limitaciones del sector salud para atender a pacientes de primera vez. Consideran que no hay menos mujeres con la enfermedad, sino que por una o varias razones no han llegado al diagnóstico. Es en el contacto inicial donde ha habido limitaciones, pues las instituciones de tercer nivel no dejaron de atender a quienes venían tratando la enfermedad de manera regular en sus instalaciones.

No bastará, sin embargo, con seguir acudiendo al hospital respectivo; se requiere de la dotación completa de medicamentos para las pacientes. El costo del tratamiento de la enfermedad, fuera del sector público, se vuelve prohibitivo para la mayoría de las pacientes. Los costos de quimioterapia y radioterapia van de 50 mil a 300 mil pesos, el medicamento tiene un precio de 4 mil pesos y una operación para extirpar la glándula mamaria afectada puede representar una erogación de 100 mil pesos. El reto para el sistema de salud es cumplir con el abasto puntual para proteger la vida de miles de mujeres.

Este año ha sido complicado en materia de salud, por la irrupción del coronavirus en el escenario mundial. Con casi 90 mil muertes a causa del Covid-19, no puede asegurarse que el sistema de salud está respondiendo de manera apropiada al reto. Hacia adelante, el panorama no pinta mejor; con la pandemia a cuestas, quienes se vean afectados por enfermedades graves, perderán tiempo vital en la detección y en el tratamiento de su mal por parte del sistema de salud.

Con justificada razón, el sector salud tiene como prioridad prevenir los contagios del coronavirus, pero no puede olvidar las afecciones de alta letalidad que estaban antes del SARS-CoV-2 y a las cuales se les daba respuesta aceptable. Vale la pena recordarlo antes de que se vuelvan también una válvula de presión.

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