El inesperado golpe de la pandemia que vive el planeta podría deteriorar el estado de salud de la infancia a nivel mundial, al inducir un descuido en materia de vacunación pública, como efecto colateral de concentrar todos los esfuerzos en el combate a la propagación del coronavirus.

En el país deberá considerarse un posible impacto adicional de enfermedades inmunológicas prevenibles y contra las que, a diferencia del coronavirus, sí hay vacunas disponibles, pero por diversas razones ha descendido su aplicación entre la población infantil mexicana.

Un informe en cuya elaboración participaron el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) revela que en el caso de México, se muestra un deterioro en su cobertura de inmunización, pues de 8 vacunas revisadas, todas exhiben un preocupante descenso en su tasa de aplicación —en un caso hasta de casi la mitad de su cobertura de años anteriores—, que contrasta con campañas de una década atrás en las que el éxito de inmunización llegó a ser hasta del 99% de la población infantil mexicana.

Como lo advierte Henrietta Forela, directora de UNICEF, no se debe cambiar una crisis de salud por otra, y que bajo la excusa de enfocar toda la lucha contra el Covid-19, se descuiden otros frentes de la batalla sanitaria.

En este escenario, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) hace una proyección de menor crecimiento para el país y estima casi 10 millones más de nuevos pobres en México.

Seguir reduciendo la población vacunada, al tiempo que aumenta la pobreza, no es una combinación que augure nada positivo. La prevención de enfermedades está siendo hecha a un lado. Aun en tiempos de austeridad y de crisis económica hay temas impostergables y entre ellos está la de inmunizar a la niñez. Son varias generaciones las que agradecerán que no se descuide.

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