Medir el impacto que la pandemia del Covid-19 ha dejado en varios de los ámbitos de la sociedad es un reto que aún puede estar lejos de conseguirse, dado que la contingencia sigue en progreso y hay varios asuntos en los que sus consecuencias tardarán tal vez años en reflejarse y cuantificarse con precisión, no obstante el Inegi dio a conocer un informe en el que da un primer esbozo que puede servir para determinar la gravedad que el cambio de hábitos y el contexto socioeconómico tendrán para la educación juvenil.

Según el estudio, 8.8 millones de alumnos registrados en el ciclo 2019-2020 están ausentes en el periodo actual, lo que habla de un nivel de deserción más que preocupante y al cual hay varias situaciones que podrían explicarlo.

Como era de suponerse, la mayor deserción se dio entre los alumnos de escuelas públicas en el ciclo 2020-2021, en comparación con miembros de instituciones privadas que ya no continuaron, seguramente porque sus familias tuvieron que cambiar de estilo de vida al verse golpeadas de algún modo por la crisis económica.

Adquirir equipo adicional, así como invertir recursos en servicios de los que anteriormente no se disponía o hasta para acondicionar espacios especiales dentro de los hogares, fueron gastos extraordinarios para los que algunas familias no estuvieron preparadas o que la pérdida del empleo de alguno de sus miembros de sostén no les permitió sortear, con el consiguiente abandono de los estudios para los menores en edad escolar.

Asimismo, la necesidad de trabajar o la carencia de recursos —indispensable para poder seguir los cursos a distancia— explican la alta deserción registrada en el ciclo, aunque también se suma el descrédito que alumnos y padres de familia dan a las clases virtuales, a las que muchos califican como poco funcionales.

Educación y una población mejor preparada intelectualmente es una de las cosas que más se necesita en estos momentos para poder salir de la crisis que ya se venía consolidando desde 2019 y que la pandemia de Covid-19 vino a agravar aun más. Pero sucede que la situación está yendo en sentido contrario, con gran cantidad de niños y jóvenes desertando de las escuelas, y de parte de las autoridades educativas ni se impulsa la educación ni se hace nada por evitar la deserción. Es un fenómeno que se está dejando de lado por atender la situación sanitaria de la población, pero que sin duda no hay que dejar en el descuido porque ya está empezando a pasar la factura al futuro del país.

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