Tras el encuentro en San Luis Potosí entre el presidente Andrés Manuel López Obrador y los gobernadores de la República, fueron muchos los que expresaron su descontento y pocos fueron los que calificaron la reunión como fructífera. Por lo anterior, se comienza a avizorar la salida de la Conago del bloque de los diez que conforman la llamada Alianza Federalista, con lo cual el organismo de representantes estatales podría perder todo el sentido para el cual fue creado hace casi 20 años.

La Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago) nació en el año 2002, durante el sexenio de Vicente Fox, como una extensión de una reunión de 20 gobernadores celebrada un año antes en Mazatlán, Sinaloa. En su momento se dijo que se creaba para fortalecer el pacto federal, manifestar solidaridad al Ejecutivo, alcanzar un sano equilibrio entre los gobiernos federal y estatales, y actuar como intermediario para la toma de decisiones conjuntas entre todas las entidades que conforman la federación. Todo lo anterior con miras a apoyar la descentralización de la estructura federal y ganar una mayor participación de las entidades en el conjunto nacional, así como un reparto más justo y equitativo del presupuesto de la República, así como en las participaciones que corresponde dar a cada una de ellas.

No obstante, en realidad se buscaba conformar un contrapeso que el priismo de entonces vio necesario para equilibrar el poder de un gobierno por primera vez surgido de la oposición. En ese entonces, los gobernadores de extracción priista eran la mayoría, pero con el paso de los sexenios y el acceso de otros partidos a los gobiernos estatales, su fuerza y objetivos se fueron diluyendo, hasta quedar actualmente en un punto casi neutro y un papel casi simbólico, donde el Presidente, aunque hace acto de presencia y pese a los discursos de agradecimiento y buenas intenciones, termina casi ignorando los reclamos y peticiones que los gobernadores de los estados le hacen, provocando la molestia de éstos, con la amenaza de una ruptura del pacto federal y con ello, la consecuente inestabilidad que dejaría el que los estados comenzaran a desobedecer los dictados del núcleo federal.

Si bien gran parte del desconcierto ha venido de la forma en que el gobierno federal ha manejado la contingencia sanitaria suscitada por la pandemia de coronavirus, uno de los principales pendientes es el Pacto Fiscal, por ello es que hay gobernadores que señalan la urgencia de buscar una salida provechosa en ese sentido. Los problemas por los que pasa la Nación, hacen más que nunca indispensable que no se fracture la unidad. México no necesita ya más problemas.

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