Han transcurrido seis años (es decir, un ciclo completo en calendario político mexicano: un sexenio) desde que se suscitó la desaparición de 43 jóvenes normalistas cuyo paradero final sigue siendo un enigma de la historia reciente de México, pero hasta el día de hoy puede decirse que es prácticamente nulo el avance hacia el esclarecimiento de lo que sucedió y que las investigaciones siguen empantanadas.

El actual gobierno echó por tierra la “verdad histórica” presentada como un intento de dar carpetazo al asunto por el gobierno de Enrique Peña Nieto, y se liberaron a buena parte de los detenidos, a la vez que surgieron nuevos inculpados, como Tomás Zerón, quien dirigió buena parte de los interrogatorios relacionados con el caso y a quien se acusa ahora de tortura y de fabricar culpables.

El presidente Andrés Manuel López Obrador asumió el compromiso de resolver el caso y hoy se verá hacia dónde quiere caminar su administración en relación con los 43 desaparecidos de Ayotzinapa, luego de que presente un informe de los avances que se han hecho a partir de las investigaciones realizadas tanto por su gestión, como por organizaciones independientes.

A decir del mandatario, las indagaciones del caso Ayotzinapa prácticamente tuvieron que ser reiniciadas casi desde cero, para no presentar los vicios que tuvieron las efectuadas por el gobierno de su antecesor Peña Nieto y que concluyeron con la denominada “verdad histórica” presentada entonces por el procurador Jesús Murillo Karam, según la cual los jóvenes de la Escuela Normal Raúl Isidro Burgos fueron secuestrados por un grupo del crimen organizado al confundirlos como pertenecientes a una asociación rival.

Según lo expuesto en el sexenio anterior, los 43 normalistas habrían sido masacrados y cremados en un basurero de la localidad de Cocula, y sus restos arrojados al río San Juan, lugares de donde apenas pudo recuperarse parte de un cuerpo y certificarse su identidad. El hallazgo de nuevos restos, pertenecientes a otro de los normalistas, en un punto distinto al señalado por el informe de Murillo Karam, sirvió para que el actual fiscal, Alejandro Gertz Manero, anunciara el fin de la “verdad histórica”.

Es momento de que se aproveche no solo para dar un avance de las investigaciones, sino para tratar de que hechos como el de Ayotzinapa no vuelvan a repetirse jamás, ni que la resolución de casos como ese tarden tanto en por lo menos poder dar una idea de lo sucedido, y ya ni hablar de que se haga justicia y se repare el daño.

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