En noviembre fue un desfile y una representación de episodios históricos conmemorativa por el aniversario de la Revolución Mexicana, y en enero pasado un gasto de más de 10 millones de pesos como parte de celebraciones por el Día de Reyes, que les fue autorizado a 13 dependencias e instituciones del gobierno federal, entre secretarías, hospitales, organismos de seguridad y hasta órganos electorales y la propia Corte de Justicia.

Dicho monto se destinó principalmente a la compra de alimentos preparados (como roscas y hamburguesas) y juguetes, así como para pagar diversos servicios y espectáculos especiales entre los que estuvo una función privada de circo en la Ciudad de México para empleados de la Secretaría de Hacienda, cuya contratación se hizo por adjudicación directa, en oposición a las normativas gubernamentales que establecen que gastos fuertes deben someterse a concurso.

El caso más llamativo fue la entrega que hizo la Policía Federal de un bono de diez salarios mínimos a sus elementos que tuvieran hijos pequeños, dinero que se les hizo llegar a través de depósitos que en conjunto sobrepasaron los 6 millones de pesos. En otro caso, la Suprema Corte de Justicia de la Nación hizo entrega de dinero en efectivo a su sindicato de trabajadores, dado que está obligada por el contrato colectivo de trabajo que mantiene con éstos para aportar económicamente a celebraciones de diversas festividades, como los días de la madre, del padre, del niño y el del servidor público, entre otros más.

En un gobierno que ha hecho de la austeridad su bandera, ésta debería aplicarse a rajatabla, sin embargo todavía hay mucho terreno por atajar en privilegios enquistados en las burocracias, para muestra la exigencia del Sindicato de Trabajadores y Empleados de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (STEUABJO) para que el gobierno estatal gestione la compra de lotes y los dote de casas que la propia universidad debe construir, obviamente todo con cargo al erario oaxaqueño. De lo contrario, llevarán a la institución a huelga indefinida.

Continúan así muchos privilegios que se están manteniendo mientras por otros lados se presentan carencias que se justifican con el discurso del combate a la corrupción y la austeridad republicana. El gobierno insiste, cuando surgen protestas por la falta de insumos, la cancelación de servicios o el despido de burócratas, que se trata de resistencias al cambio, de reacciones por intereses que se han visto tocados o por el freno a inercias que por sexenios estuvieron corroyendo la estructura estatal. Hay que ser más congruetes con lo que se pregona.

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