En México hay poco más de un millón 200 mil docentes que enseñan a más de 25 millones de alumnos en educación básica. Sus ingresos, sin embargo, suelen ser dispares. En los tabuladores de la Secretaría de Educación Pública hay hasta siete categorías de acuerdo con las cuales las percepciones pueden ir desde 8 mil 400 pesos hasta 33 mil 100 pesos al mes.

Que los maestros puedan ganar hasta 33 mil pesos al mes es un aliciente para mantenerse actualizado y una invitación para que el docente mejore su actuación ante los alumnos, aunque en el magisterio parece haber cierto tipo de privilegios reservados para unos pocos. Privilegios que pueden llevar al desencanto o al interés de profesores al no verse en la misma situación a pesar de los esfuerzos por capacitarse.

EL UNIVERSAL informa hoy que en el estado de Michoacán 7 mil 250 trabajadores de la educación —de los casi 50 mil que laboran en la entidad— tienen un salario mayor a los 40 mil pesos mensuales. De ellos destacan 619 docentes cuyos salarios anuales alcanzan hasta 2 millones de pesos, al sumar prestaciones, bonos y compensaciones.

Pero de esa lista sobresalen dos profesores que llegan a percibir 87 mil y hasta 91 mil pesos quincenales. Sueldos por arriba del gobernador e incluso del presidente de la República.

La explicación obtenida es que desde 1985 y hasta 2011 los gobiernos estatales en turno asignaron hasta dobles plazas con la mayor categoría a algunos profesores, de manera discrecional.

Lo que ocurre en Michoacán no es exclusivo de la entidad; se da también en otros estados.

Es válido y deseable que los mejores docentes del país cuenten con remuneraciones de acuerdo con su desempeño. El problema surge cuando los ascensos y las mejoras salariales se otorgan de manera poco transparente e incluso por cuestiones políticas.

El educativo es un sector cuyos dirigentes tradicionalmente han usado el poder del gremio para obtener favores o asignaciones presupuestales fuera de lo establecido. Este gobierno que todos los días enarbola el discurso del cambio tiene una asignatura pendiente para que todos los integrantes del sector magisterial del país conozcan las reglas y la ruta para aspirar a mejores ingresos, sin condiciones ni favoritismos.

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