Dentro de algunos años se hablará del 2020 como el año de la pandemia. El mundo no será el mismo de aquí en adelante. El impacto que se está teniendo, y lo que viene, tienen los efectos de una guerra mundial. La forma en que trabajamos, convivimos, la economía y la intervención del gobierno en la misma cambiarán. Probablemente dos de las lecciones más importantes que debemos aprender son: 1. Cuando la economía se detiene o por lo menos baja su ritmo, la naturaleza hace su parte y se cura a sí misma, 2. Los sistemas de salud son demasiado importantes como para ser dejados a las libres fuerzas de la oferta y la demanda, 3. El Estado puede y debe intervenir en la Economía y, 4. La economía del mundo, y consecuentemente la de México, tendrán una caída de niveles épicos.

1. Hace casi cincuenta años el Club de Roma en Los límites del crecimiento, lanzó la advertencia: no se puede tener crecimiento económico sostenido sin que los recursos naturales paguen las consecuencias. La degradación del medio ambiente, el cambio climático y la creciente contaminación en el mundo son una muestra inequívoca de que no se puede crecer económicamente de manera indefinida sin que se paguen las consecuencias. Probablemente lo peor no ha ocurrido. Se ha especulado que el calentamiento global podría despertar a virus y bacterias que quedaron congelados hace milenios. La presencia del Covid 19 debe prender la luz de alerta sobre este riesgo: el surgimiento de microorganismos del pasado podría tomarnos con la guardia abajo y llevarnos a una catástrofe tras otra en diferentes grados de letalidad.

2. El mantra neoliberal o neoclásico ha sido durante décadas, sino es que siglos, “dejar hacer, dejar pasar” esto es, minimizar la presencia del gobierno en la economía y permitir que el sector privado sea el que resuelva los problemas económicos fundamentales de qué, cómo, cuánto y para quien producir. La fe ciega en los mercados ha llevado, en algunos casos extremos, al desmantelamiento de los sistemas de salud público para favorecer al sector privado. En este contexto, sólo pueden tener servicios públicos aquellos que puedan pagar. La crisis de salud actual muestra a lo largo y ancho del planeta que es necesario fortalecer los sistemas de salud públicos. Que sean concesiones al sector privado o propiedad estatal es irrelevante siempre y cuando se cuente con el servicio y el Estado sea el garante de la prestación del servicio.

3. Para varios economistas neoclásicos las crisis son algo positivo en la economía porque permiten depurar a las empresas rentables de las que no los son. En momentos de crisis severas, sin embargo, suelen apelar al rescate del sector público. En México hemos tenido episodios donde se ha rescatado a aerolíneas, ingenios azucareros y banca comercial, entre otras áreas. En el contexto actual, la presente administración parece estar más interesada en rescatar a familias que a empresas. Esta será una forma distinta de intervenir en la economía: entregando recursos al consumidor final y no a la banca o a las empresas. El mensaje más importante, sin embargo, es que el Gobierno cuenta con las facultades para llevar a cabo Política Económica, que ha abandonado a partir de que el mundo se hizo neoliberal.

4. Las apuestas en torno al desempeño económico no son sobre crecimiento económico, sino sobre qué tanto caerá la economía. Los pronósticos más optimistas hablan de cero crecimiento económico, pero cero caída; los más pesimistas hablan de niveles cercanos a caídas de 7 u 8 por ciento. Algunos analistas llegan a sostener que el impacto para México podría ser de una caída superior al 15%, llegando incluso a niveles de 30%. Esas son las apuestas. Mi pronóstico es que, en su peor momento, la caída será cercana al 10%, pero si se contiene en un periodo de tres meses la pandemia, la recuperación podría ser rápida, con lo que la caída anualizada del PIB podría rondar el 5%.

El mundo cambiará después de este evento. Incluso la forma de hacer teoría económica tendrá que ser diferente. El covid 19 ha recorrido el velo y nos ha permitido ver lo que décadas de políticas pro libre mercado y abandono del Gobierno han provocado en el mundo. En este sentido, la crisis es también una oportunidad. Ojalá que como sociedad sepamos aprovecharla.

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