El sector informal en cualquier economía que no crece es una “válvula de escape” para conseguir empleo. En México el sector informal de la economía siempre ha estado presente y ha significado el tener un empleo sin prestaciones sociales, o bien un trabajo autogenerado que permite llevar el sustento a casa. Con el desarrollo de la tecnología la informalidad ha tomado otra forma, pero sigue siendo informal, así numerosas plataformas tipo uber permiten que muchas personas encuentren un trabajo que de otro modo no tendrían. Sin embargo, no deja de ser informal y no sólo eso: por más que se diga que se trata de un contrato entre privados, hay una relación laboral que debe tratarse como tal y otorgar seguridad social a quienes obtienen trabajo a través de dichas plataformas.

Se ha vertido mucha tinta en torno a la Economía Informal , no sólo en México sino en el mundo. Su estudio se ha abordado desde diversas perspectivas: sociológica, antropológica, económica, tributaria, política, etc. Probablemente es uno de los sectores más estudiados en el mundo, pero la tecnología avanza a pasos agigantados, por lo tanto, es necesario replantear el tema de la economía informal o, como mínimo, el empleo informal. Dentro de éste, es de particular importancia el de las plataformas con las características de Uber.

Cualquier persona que tenga un celular y un auto puede “descargar” la aplicación de Uber , seguir los protocolos, mostrar algunos documentos, firmar otros tantos y con eso se puede convertir en “socio” de la empresa. En el contrato se determinan las condiciones de pago y actividades que el “socio” debe realizar y la empresa se compromete a pagarle en determinados tiempos. A esto se le reconoce legalmente como una suerte de asociación, donde no existe una relación laboral entre la empresa y el “socio”. Sin embargo, que se establezcan condiciones de pago y actividades a realizar, así como programas de estímulos, aproxima este contrato más a uno laboral que a uno de sociedad.

El chofer, sea dueño o no del vehículo, en gran medida encuentra en este trabajo, y otros semejantes, una fuente de empleo. Con diversos altibajos, donde el cobro es a destajo y el azar juega un papel muy importante, pues puede tener la fortuna de en poco tiempo cubrir su cuota o bien trabajar todo el día sin conseguirlo. Pero también, puede ser víctima del mercado bajo la ley de oferta y demanda en las zonas laboralmente congestionadas de la ciudad, o los eventos masivos de los fines de semana. La empresa no deja de ganar, mientras que el “socio” o más propiamente, el trabajador corre con los riesgos de los altibajos del mercado. Un negocio perfecto para Uber y para los dueños de los vehículos, pero malo para los choferes.

Es tiempo de reconocer que estas plataformas implican una suerte de empleo informal . No sólo en términos de no pagar impuestos como el IVA o el ISR, sino por no otorgar seguridad social a los “socios” o choferes. La informalidad tiene un nuevo rostro: el de las plataformas tipo Uber. Es tiempo de reconocerlo, discutirlo y realizar los cambios legislativos que permitan gravar no solo con IVA e ISR a estas actividades, sino también otorgar seguridad social a los choferes. El año pasado se dieron pasos importantes al respecto al reconocer la necesidad de otorgar seguridad social a los empleados domésticos. Un paso más es incorporar a los que encuentran empleo en plataformas de trabajo.

Profesor de Tiempo Completo del Centro Universitario UAEM Nezahualcóyotl.

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