El mundial de futbol está a la vuelta de la esquina y tendrá más impacto del que podemos imaginar. Hace casi cuarenta años, cuando fuimos sede en 1986, se realizó obra pública que permitió tener cierta mejoría en las zonas aledañas a los estadios donde tendrían lugar los partidos de futbol. Eso incentivó las economías locales y permitió tener cierta mejoría en el nivel de vida de algunas personas. Igualmente implicó tener incremento en ventas derivadas del turismo deportivo. En el mundial que viene ocurrirá algo semejante, pero ahora el impacto muy probablemente será mayor en plataformas digitales.
El futbol mueve recursos millonarios. La FIFA indiscutiblemente es una organización internacional que tiene mucha influencia y poder allende el deporte. El mundial de futbol implica un incremento en el turismo internacional. Tendremos una oleada de turismo deportivo que incrementará temporalmente la demanda de bienes y servicios en las zonas donde se tengan partidos. Transporte terrestre, hospedaje y alimentos se incrementarán. Es por eso que el principal impacto se dará en plataformas digitales de servicios de transporte, hospedaje y alimentos, como Uber o Didi. Vale más que las formas tradicionales de otorgar estos servicios se pongan las pilas porque enfrentan el riesgo de quedar fuera del mercado.
Uber es una empresa internacional que definitivamente tiene poder económico. Ha encontrado resistencia de parte de taxistas tradicionales que no quieren la competencia de esta, y otras, plataformas digitales. En México el caso más conocido es el de los taxistas de la Riviera Maya, que hasta el momento han dado una férrea batalla para evitar que Uber los desplace. Pero es cuestión de tiempo antes de que la tecnología se imponga. Lo mejor que los taxistas pueden hacer es subirse al tren tecnológico y utilizar dichas plataformas. Varios ya lo hacen, el reto es que todos se suban y que los sindicatos de taxistas también lo hagan.
La industria hotelera podría enfrentar un problema semejante, pues la renta de espacios para dormir por cortos periodos de tiempo también está creciendo. De hecho, esto es parte del problema de gentrificación que ocurre en el mundo entero: diversas viviendas se están habilitando para rentarse a extranjeros que prefieren llegar a estas viviendas en lugar de hoteles. Esto forzará a estos últimos a ser más competitivos tanto en precios como en calidad. De hecho, las plataformas digitales ya son una fuerte competencia para ellos. El mundial sólo lo hará más evidente.
Posiblemente el servicio de transporte de alimentos será el menos perjudicado por el mundial, toda vez que muchos hoteles tienen restaurantes y que la cocina mexicana está considerada como una de las mejores del mundo. Mi pronóstico es que la mayoría preferirá comer en restaurantes que a través de plataformas digitales. Eso lo veremos pronto.
El mundial de futbol podría romper con el monopolio que tienen algunos sindicatos de taxistas. Sabiéndolo o no, la Fifa y Uber harán mancuerna para enfrentarse a sindicatos de taxistas locales. Mi pronóstico es que los últimos saldrán debilitados, lo que no está mal, pues en no pocas ocasiones abusan en el cobro del transporte. La industria hotelera se medirá frente a frente con plataformas como Airbnb, nuevamente apuesto al fortalecimiento de la plataforma digital. Estamos a menos de un año del mundial. En poco tiempo sabremos el impacto de este evento en las economías de los países sede.
Docente de la maestría en Economía, FES-Aragón-UNAM






