En días pasados la policía española anunció la desarticulación de una red de narcotráfico, según ellos vinculada al Cártel de Sinaloa. Después de una investigación de dos años se detuvo a 24 personas, entre las que se encontraban 14 mexicanos, se aseguraron vehículos, casas lujosas y laboratorios de procesamiento de cocaína así como dos invernaderos para cultivo de marihuana.

La prensa española e internacional calificó el operativo como un gran “golpe” de la policía ibérica. Para nuestras fuerzas armadas y policías, estos resultados son comunes y frecuentes, a pesar del poder de fuego de los grupos criminales. Estos esfuerzos no han impedido la expansión y fortalecimiento de la DO y su intención de asumir el control político y económico sobre poblaciones con debilidades estructurales marcadas por la corrupción.

Desde 2016 las autoridades europeas tenían información sobre el “Chapo” Guzmán, que lo vinculaba al capo irlandés Christy Kinaham, quien fue recientemente detenido en un operativo efectuado por la DEA y la policía irlandesa. La alianza entre estos dos capos con el propósito de traficar cocaína peruana hacía Europa y lavar el dinero. En los panama papers se detectan operaciones de blanqueo de capitales en las Islas Vírgenes con nombre y apellido. Kinahan, se daba el lujo de operar un sitio web en el que nombraba y extorsionaba a las "ratas" criminales. Los gobiernos no son simples observadores, su falta de proactividad, confianza y compromiso, deben empezar la colaboración y a intercambiar información de manera ágil simplificando trámites y nacionalismos injustificados.

La información difundida no aclara el orígen del grupo criminal, ni si se trata de una célula del Cártel de Sinaloa, solo refiere la nacionalidad de catorce detenidos y su relación con capos mexicanos; la nota es omisa sobre el resto de los detenidos y las posibles complicidades locales. Por su propia naturaleza, la DO no puede subsistir y desarrollarse sin la corrupción no solo en nuestro país y en América Latina, sino también en Europa, y en ese caso según los informes esta alianza criminal tenía más de seis años operando y seguramente era de menor relevancia que el problema del contrabando desde Marruecos.

No está bien estigmatizar a una nación a partir de los actos de algunos de sus nacionales, como pareciera que ocurre en este caso. El problema para España no es aislado, ni externo, es real e involucra a su sociedad, e instituciones; deben atender su problema de adicciones, mafias, Crimen Organizado Transnacional (COT) y la corrupción que estas generan. Las investigaciones criminales que efectúen las autoridades de procuración de justicia españolas en las que aparezcan involucrados mexicanos, deberán de ser compartidas con nuestras autoridades. No se confunda la expansión de los criminales mexicanos con la natural forma de operación del COT.

El COT se debe enfrentar con las herramientas modernas que los acuerdos internacionales proveen. Convenciones internacionales como la de Palermo, invitan a los países a trabajar en investigaciones conjuntas. El sueño de Falcone debe realizarse, colaborando e intercambiando información, decomisando los recursos a los criminales y otorgándolos a los países más afectados por el fenómeno y reparando en forma integral el daño a las víctimas de la violencia que los grupos criminales generan.

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