Recientemente hemos visto cómo algunos legisladores norteamericanos han señalado al Gobierno de México como responsable por no tomar las acciones necesarias para combatir la fabricación y tráfico de fentanilo que llega a su país y que está matando a 80 mil personas cada año. Nuestro gobierno ha desmentido los señalamientos y ha pedido que detengan el tráfico de armas.

En EUA pretenden enfrentar el fenómeno cerrando sus fronteras. Cuando en los años 90´s nuestros vecinos cerraron sus fronteras a la cocaína colombiana, los sudamericanos se apoyaron en los cárteles mexicanos para enviar su droga, pagándoles en especie. Los cárteles locales empezaron a vender su parte del producto en nuestro País envenenando a nuestra juventud, incrementaron la violencia al disputarse las plazas y crearon redes de narcomenudeo que son los responsables de la mayoría de los homicidios que se cometen en el País.

La grave violencia que existe en una gran parte de nuestro territorio y que se traduce en miles de connacionales muertos, constituye el reflejo de la presencia de las drogas en nuestro país. El narcomenudeo es la manifestación más clara del incremento de los consumidores nacionales. México esta empezando a vivir la pesadilla de que la droga más peligrosa y mortal envicie a nuestros niños y jóvenes. El fentanilo ya se comercializa en nuestro país y se consume de manera creciente, y está en camino de convertirse en un gravísimo problema de salud pública y de seguridad nacional como lo es en EUA. Ciudad Juárez y Tijuana, entre otras ciudades fronterizas ya enfrentan dicho fenómeno.

Nuestras FA están atacándo el problema y han obtenido importantes avances en contra de esos grupos criminales, pero se requiere combatir ese fenómeno criminal en forma integral, sociedad y gobierno en todos sus órdenes y en ambos países. Las acusaciones y la desconfianza mutua no permiten que las autoridades de los dos países combatan conjuntamente a los criminales y solo benefician a la DO trasnacional que son los verdaderos responsables. Ya no basta con la colaboración y el intercambio de información, se requiere que se integren fuerzas policiales y ministeriales binacionales, con jurisdicción en ambos países.

Si no tomamos acciones, estos grupos criminales van a distribuir en México el fentanilo que no puedan introducir a EUA, enfocándose en nuestros niños y jóvenes. Lo que los norteamericanos empiezan a hacer en su país no es suficiente y por nuestra parte, debemos tomar acciones preventivas y atender el problema de salud pública. Las autoridades locales deben enfrentar con todos sus recursos el narcomenudeo y la última milla en la distribución de la droga; es importante corrregir nuestra legislación en contra del narcomenudeo y responsabilizar más a los Estados. Es fundamental que las familias cuiden y orienten a sus hijos, en las escuelas debe haber grandes campañas de información y vigilancia; en general, la sociedad debe protegerse denunciando a los distribuidores de ese terrible veneno.

Ambos países deben reconocer que es un problema común y compartido, producto de nuestra integración social y comercial que cada día crece y que el crimen organizado está explotando con sus nuevos productos. La solución también debe ser común y compartida para potenciar los recursos de cada nación, haciendo a un lado posiciones políticas o ideológicas radicales.

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