No hay expresión más clara de las prioridades de un gobierno que su propuesta de presupuesto de egresos. En materia de política educativa, el gobierno ha decidido concentrar sus esfuerzos en financiar sus programas de becas universales y cumplir el capricho de abrir 100 nuevas universidades, sin prestar la más mínima atención a la calidad de las mismas. Como la cobija no alcanza para todo, la contrapartida de esta decisión ha sido matar por inanición presupuestaria una serie de Programas que identifica con administraciones anteriores, sin importar el éxito o la eficacia que hayan tenido. Los ejemplos más claros de esto son las Escuelas de Tiempo Completo y la Prepa en Línea.

El Programa de Escuelas de Tiempo Completo ha sido uno de los casos más exitosos de política educativa en lo que va del siglo XXI. La teoría del cambio detrás de este programa es que pasar más horas en la escuela, dedicadas al fortalecimiento académico y actividades extracurriculares, se traducirá en un mejor desempeño académico de los alumnos. También contempla la apertura de comedores escolares donde puedan recibir una alimentación balanceada en las comunidades de más alta marginación. Otra ventaja de este programa es que libera tiempo que las familias pueden destinar al trabajo para mejorar sus ingresos, lo cual beneficia principalmente a las mujeres jefas de familia.

El Programa de Escuelas de Tiempo Completo ha estado en operación desde 2007, lo cual significa que ha sobrevivido a cambios de administración y cambios de partido en el gobierno. Ha sido objeto de un buen número de evaluaciones independientes que demuestran que tiene la incidencia deseada sobre el aprendizaje de los alumnos. Una evaluación de impacto publicada por el Banco Mundial el año pasado encontró “evidencia contundente sobre los efectos positivos del programa sobre los aprendizajes de los estudiantes de las escuelas primarias y la reducción del rezago escolar grave”. Y “que los efectos del programa se mantienen a través del tiempo y tienen un efecto diferencial mayor para los alumnos en escuelas vulnerables y de alta marginalidad”.

En el caso de Prepa en Línea, se trata de una iniciativa innovadora creada en 2014 por la Secretaría de Educación Pública como parte de los esfuerzos para ampliar la oferta educativa en educación media superior con miras a alcanzar la cobertura universal y disminuir el rezago en este nivel educativo. Prepa en Línea alcanzó la meta de incorporar a 50 mil estudiantes desde su primer año de operación. Actualmente atiende a una población de 150 mil estudiantes, da empleo a casi 3 mil facilitadores y representa la única opción viable para una serie de poblaciones vulnerables, principalmente mujeres y personas con discapacidad. A cinco años de operación, Prepa en Línea SEP ha logrado consolidarse como una opción viable de educación pública 100% gratuita, pero ahora su supervivencia se ve amenazada por los recortes presupuestales.

La decisión de asfixiar programas educativos de eficacia y resultados comprobados es una equivocación y un retroceso. Se trata de dos programas con beneficiarios claros y que han funcionado para hacer de México un mejor país, con oportunidades para todos. Estaremos dando la batalla para rescatar estos dos programas en la discusión del presupuesto 2020 en la Cámara de Diputados. Mientras haya vida hay esperanza y es de sabios rectificar. Ojalá que las razones, que son muchas y de peso para salvar estos programas, no caigan en oídos sordos.

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