Este lunes 29 de mayo, se publicó en el Diario Oficial de la Federación la Ley 3 de 3. Esta ley modifica los artículos 38 y 102 de nuestra Constitución con el propósito de evitar que agresores sexuales, deudores alimentarios y personas culpables de violencia de género puedan postularse para cargos de elección popular o desempeñarse como servidores públicos. Además, se les prohíbe ser consejeros del INE, ministros de la Corte o titulares de la Fiscalía General de la República. Específicamente, la reforma suspende los derechos políticos de aquellos individuos que hayan sido condenados por cometer intencionalmente delitos como violencia física, violencia sexual, violencia familiar, violación de la intimidad sexual, violencia política contra las mujeres por razones de género y deudores alimentarios morosos.

Indudablemente, esta es una medida histórica y un triunfo para las mujeres en nuestro país. Esta reforma contribuirá a poner fin a la impunidad y a reducir la violencia que sufren cientos de miles de mujeres en México. Es el resultado del trabajo conjunto de legisladoras y legisladores de todos los partidos políticos, quienes presentaron al menos cinco iniciativas antes de que esta reforma fuera aprobada. Aunque aún se necesita contar con legislación complementaria para regular de manera más detallada el contenido de esta reforma, a partir de las elecciones del 2024 ningún agresor o deudor alimentario podrá acceder al poder. Además, la reforma permitirá la creación de un registro nacional de agresores sexuales y otro de deudores alimentarios, así como mecanismos para consultarlo y designará a las autoridades responsables de su custodia.

En nuestro país, 4 de cada 10 mujeres mayores de 18 años han sido víctimas de acoso, hostigamiento, abuso sexual o violación. Además, 13 millones de mujeres han sufrido violencia económica y patrimonial. En relación con las pensiones alimentarias, 3 de cada 4 hijos de padres separados no reciben la pensión y el 67.5% de las madres solteras enfrentan la evasión de las obligaciones de sus exparejas, según cifras del Instituto Nacional de Estadística (INEGI). Por todo esto, celebro y reconozco a las diferentes fuerzas políticas por dar este gran paso, ya que estamos protegiendo los derechos de las mujeres y de los niños en familias monoparentales, y avanzando en el fortalecimiento de las familias mexicanas.

A lo largo de mi carrera como funcionaria pública, he sido testigo de numerosos casos de violencia contra las mujeres, incluso cometidos por otros servidores públicos. Muchas de estas mujeres no han denunciado a sus agresores por temor a represalias. Esto debe cambiar. Es momento de alzar la voz y promover una cultura de transparencia y denuncia. Por eso, considero fundamental avanzar con iniciativas como la Ley 3 de 3 contra la violencia, porque los servidores públicos debemos ser personas íntegras y libres de cualquier delito. Esto implica tener una verdadera vocación de servicio y, al mismo tiempo, respetar las reglas básicas que rigen nuestra sociedad. Además, debemos reconocer la paridad y la igualdad entre hombres y mujeres como principios fundamentales en una sociedad democrática como la nuestra. Y, sobre todo, es crucial reconocer que cualquier forma de violencia contra la mujer es inaceptable y condenable.

Desde hace algún tiempo, nuestro país atraviesa un período de marcada polarización. Hace apenas unos meses, hemos presenciado repetidos ataques contra mujeres destacadas, como es el caso de la presidenta de la Suprema Corte de la Nación. Estos actos de violencia deben cesar en beneficio de nuestras instituciones y nuestra democracia. Ha llegado el momento de poner fin a la violencia y trabajar juntos para construir una sociedad en la que todas las mujeres puedan vivir libres de miedo y violencia. Como sociedad, debemos rechazar y condenar enérgicamente cualquier forma de agresión contra las mujeres y garantizar que se les brinde el respeto y la protección que merecen. Solo a través de un compromiso colectivo y acciones concretas podremos alcanzar la igualdad y la justicia de género. Es hora de unirnos y trabajar incansablemente para construir un futuro donde todas las mujeres puedan desarrollarse plenamente y contribuir al progreso de nuestra nación. Con la Ley 3 de 3 contra la violencia avanzamos para lograrlo.

Diputada federal

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