Aún no empieza el Festival Internacional Cervantino (FIC) y la asertividad para responder preguntas básicas planteadas por la prensa al equipo organizador no ha sido la mejor. Una pregunta recurrente en las ruedas de prensa del FIC ha sido el monto que se le pagará a la cantante argentina Nathy Peluso por participar en esta edición. Otra duda importante es si se le hará un homenaje en el festival al periodista Huemanzin Rodríguez, fallecido hace poco más de dos semanas. La respuesta al tema de Nathy Peluso ha sido que la cifra exacta no se tiene a la mano. Y ayer, durante el anuncio de la programación del Circuito Cervantino en la Ciudad de México, la respuesta fue la misma. Datos vagos, poco precisos y una tensión innecesaria que se han vuelto la constante de los funcionarios a la hora de hablar en público. Lo que pasó ayer no fue menor: tras el anuncio, la prensa abordó a Romain Greco, director ejecutivo del Cervantino, en busca de respuestas, al grado de que se le dijo que “no se le estaba preguntando nada extraordinario” o que no se comprende “por qué no hay forma de tener comunicación”. Quizá tiene miedo a dar algún dato mal, se comentó. Greco respondió: “No somos OCESA. Es muy importante mencionar eso. No somos OCESA (...) Se va a presentar en un foro al aire libre donde no va a cobrar boletos. Entonces, obviamente, la relación que tenemos con Nathy Peluso (...) es muy distinta a la relación que puede tener un productor general. Cuando hablas de honorarios sobre este tipo de artistas (...) es muy distinto el trato que tiene Nathy Peluso con nosotros al trato que podría tener cualquier otro productor porque primero viene un festival de gobierno, se va a presentar de manera gratuita, no hay venta de boletos. Su presentación es, de alguna forma, mucho más artística que comercial. Por eso, digamos, no hay una respuesta muy clara sobre el tema de los honorarios. Hay costos de producción, pero lo que cuesta ya no es un tema porque no hay venta de boletos”. También dijo que hay datos que los propios artistas prefieren “conservar”. Lo que quizá va más allá de la vista de Greco y del equipo de Comunicación del Cervantino es que haberlo abordado para obtener unas pocas palabras es resultado de una tensión ante la información poco clara, a cuentagotas, y esa atmósfera enrarecida que la Secretaría de Cultura y el INBAL han creado a lo largo de casi un año cada que se les solicita algún dato. Si no hay nada qué esconder, ¿para qué actuar así?
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