Desde su proyección, pero más aún tras su construcción y apertura, el Museo Internacional del Barroco (MIB) en la ciudad de Puebla, ha vivido en la polémica por lo raro de la gestión público-privada y por las acusaciones de corrupción. A nueve años de la creación de ese recinto cultural diseñado por el arquitecto japonés y Premio Pritzker, Toyo Ito, e inaugurado en 2016 durante la gestión de Rafael Moreno Valle, terminará su historia al transformarse en la Universidad de las Bellas Artes de Puebla, anunció, con musiquita de fondo, el gobernador Alejandro Armenta, durante su Primer Informe de Gobierno. Resulta que el pasado sábado, el gobernador morenista cerró su mensaje masivo con la noticia de la desaparición del Museo y la creación de la Universidad de las Bellas Artes de Puebla, que afirmó, es el “sueño de muchos jóvenes y de muchas mujeres que son amantes de las artes”. La noticia la fue acariciando, dijo que su construcción se logró por un “contrato abusivo que hipotecó el futuro de los poblanos hasta el 2039” por 14 mil millones de pesos”, claro, también dijo que gracias a su negociación cancelaron el contrato y le ahorró a Puebla más de 8 mil millones de pesos. Para ponerse su estrellota en la frente, Armenta señaló que el Museo del Barroco “dejó de ser un monumento al derroche para convertirse en emblema del ahorro y el uso eficiente de los recursos públicos”. Ajá, lo raro de esta situación —que para el mandatario será la oportunidad de conseguir campeones en las siete bellas artes: arquitectura, escultura, pintura, música, literatura, danza y cine— es que con la noticia no ofreció ningún detalle sobre cómo lo hará ni como se transformará el uso cultural del recinto. Nos cuentan que no se sabe que haya alguna licitación en proceso ni se sabe cuál será el destino de las piezas artísticas y la tecnología que bien que mal tenía y lo hacían una visita atractiva para los turistas. Le daremos noticias. Escríbanos a columnacrimenycastigo@gmail.com
Foto: Omar Moreno/El Universal