Los últimos encuentros de la Secretaría de Cultura con la prensa han dejado más dudas que certezas. Por ejemplo, la presentación del programa del Festival Internacional Cervantino y la falta de respuestas a dudas legítimas como el costo de traer a la cantante Nathy Peluso al Festival (una medida para refrescar su imagen que, suponemos, no debió salir nada barata) o el estado de la inseguridad en Guanajuato, viejo pendiente del gobierno estatal. El lunes pasado, la presentación, en videoconferencia, de un par de iniciativas para fortalecer la gestión cultural, tuvo un título engañoso: “Nuevas capacidades para el sector cultural de México en perspectiva internacional”. Título mal elegido tras una coyuntura específica: la crítica de un exfuncionario, Pablo Raphael, por la desaparición de la Dirección General de Asuntos Internacionales en el nuevo Reglamento Interior de la Secretaría. ¿Será que cambiaron el enfoque de la conferencia de última hora y ya no coincidió con el título...? El caso es que se habló de la convocatoria “Cultiva México, Buenas Prácticas en Gestión Cultural y Artística de Base Comunitaria”; de la plataforma México: Formación y Gestión Cultural, espacio digital sobre política pública y gestión cultural y las buenas intenciones rumbo al Mondiacult. Muchas buenas intenciones, pero de la estructura, operación y futuro de la política cultural internacional no hubo algo ni por asomo. ¿Por qué tanta imprecisión al manejar la información para responder y detallar estructuras y nombramientos? Las dudas sobre los planes de la Secretaría para el futuro inmediato se acumulan.
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