Darío Rivera Vargas
Coordinador Adjunto del Comité de Seguridad Estructural
Colegio de Ingenieros Civiles de México
En los últimos años se han registrado una serie de microsismos en el Valle de México, con epicentros registrados principalmente en la alcaldía Álvaro Obregón de la Ciudad de México, así como en el municipio de Naucalpan de Juárez en el Estado de México, con profundidades del hipocentro inferiores a 10 km, cuyas magnitudes han llegado a ser del orden de tres.
Estos microsismos han preocupado a sus habitantes ante la incertidumbre sobre la seguridad estructural de sus construcciones, por lo que es importante que la ciudadanía esté informada y consciente de que estos movimientos del terreno forman parte de la actividad sísmica que predomina en la zona centro del país, por lo que no se pueden considerar como raros o atípicos.
Los microsismos se caracterizan por ser de corta duración, con una secuencia de movimientos del terreno de magnitud similar. Además tienen un efecto local, de tal forma que pueden alcanzar altas intensidades de excitación del suelo en el epicentro, las cuales disminuyen con la distancia al mismo. Por esa razón estos movimientos únicamente son percibidos por los habitantes que están cerca del epicentro, por lo que son distintos a los que son generados por sismos que tiene mecanismos tectónicos de falla más extensos y que por lo mismo son percibidos en varias regiones, además de ser de mayor duración, como los de los sismos ocurridos en septiembre de 1985 y 2017.
Para explicar la razón de estos microsismos, es importante mencionar que la Ciudad de México y su zona metropolitana están ubicados dentro de lo que se conoce como el Cinturón Volcánico Transmexicano (CVT), caracterizado por la actividad volcánica y la presencia de fallas geológicas locales. Dichas fallas geológicas locales que se están activando en el Valle de México y que están dando lugar a estos microsismos, se localizan en el poniente de la zona metropolitana y se conocen como sistemas de fallas de la Sierra de las Cruces. Varios de los epicentros que se han identificado por el Servicio Sismológico Nacional coinciden con la ubicación de estos sistemas de fallas. Sin embargo, todavía falta por conocer las causas de la activación de las fallas geológicas y la aparición de algunas otras, como la de Plateros-Mixcoac que no era conocida; para ello es necesario desarrollar estudios rigurosos sobre los factores que puedan estar influyendo en los esfuerzos de tensión del suelo dentro de este sistema de fallas y que por lo mismo estén generando estos microsismos.
Otro argumento para explicar la ocurrencia de los microsismos, es que el mencionado CVT también se conoce como una región de arco continental formada por la subducción de las placas “Rivera” y “Cocos” del Océano Pacífico bajo la placa Norteamericana, por lo que algunos estudios han considerado que grandes sismos en las costas del Pacífico propician un incremento en los microsismos en el Valle de México.
En cuanto al efecto de los microsismos en las construcciones de las zonas urbanas, se ha podido apreciar mediante análisis de los registros de estaciones sísmicas, que las máximas demandas sísmicas o movimientos en las estructuras urbanas se concentran en aquellas que son de alta frecuencia o periodo corto de vibración, o dicho en una forma más sencilla, en construcciones de mediana a baja altura. Dentro de este tipo de edificaciones pueden estar una gran parte de las viviendas e iglesias, por citar algunos ejemplos, que por lo mismo son las que pueden llegar a experimentar cierto nivel de daño y sus usuarios son más vulnerables a estos movimientos.
En el caso de la Ciudad de México, se han reportado daños en algunos inmuebles destinados a vivienda, que afortunadamente no comprometieron su seguridad estructural debido a que los daños fueron primordialmente en acabados (aplanados, losetas, vidrios, entre otros). Por lo anterior, las intensidades sísmicas medidas hasta este momento no han puesto en riesgo la seguridad estructural.
En el municipio de Naucalpan de Juárez, en el Estado de México, los movimientos del terreno han sido ampliamente percibidos por las personas cercanas a los epicentros, sin llegar a generar daños en sus construcciones. El estudio de los registros obtenidos con sensores instalados en esta demarcación, han permitido corroborar que las máximas demandas de movimiento también se concentran en construcciones de mediana a baja altura (tipo vivienda). Sin embargo, las intensidades máximas de movimiento en el terreno han sido menores en comparación con las registradas en la Ciudad de México, pero suficientes para generar inquietud en sus habitantes.
Estudios de vulnerabilidad sísmica hacen notar que las edificaciones diseñadas con apego al Reglamento de Construcciones del Distrito Federal (ahora Ciudad de México) y sus Normas Técnicas Complementarias, quedan razonablemente protegidas ante este tipo de excitaciones del suelo. Sin embargo, cabe comentar que existen edificaciones con cierta antigüedad que pueden estar resentidas por previos daños debidos a hundimientos diferenciales del terreno, daño acumulado por sismos pasados, falta de mantenimiento, deterioro de sus materiales de construcción, entre otros factores, las cuales pueden incrementar su nivel de vulnerabilidad sísmica y en consecuencia dañarse con sismos de menor intensidad como la de los microsismos.
Los microsismos se seguirán presentando y por ello habrá que estar atento a las investigaciones que se realizan sobre este fenómeno en el Valle de México, tal como se presentó en el “Foro de Microsismos” que organizó el Colegio de Ingenieros Civiles de México a través de su Comité de Seguridad Estructural, con el apoyo de las Sociedades Técnicas de Ingeniería Sísmica e Ingeniería Geotécnica. En este evento, realizado en el mes de mayo de 2025, se mostró la importancia de los estudios geológicos y geofísicos en la identificación y posibles causas de la activación de las fallas locales del terreno; mientras que con base en la ingeniería estructural se apreció su contribución en la evaluación de la seguridad en las construcciones frente a esta secuencia de movimientos del suelo.