Por Jessie Cervantes Quiroz, Leticia Guadalupe López Jiménez y Nohemí Salcido Fernández


En el 2015 varios jefes de Estado y de Gobierno de diversos países que forman parte de las Naciones Unidas, generaron la Agenda 2030 que contiene los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Estos objetivos no son obligatorios, sin embargo, al ir encaminados a promover una mejor calidad de vida y al cuidado y protección del medioambiente, se espera que los gobiernos dirijan sus esfuerzos a darlos a conocer y promover que se alcancen en sus territorios.

Lograr la igualdad y paridad de género forma parte integral de los ODS. De hecho, garantizando el respeto a los derechos de las mujeres y las niñas y promoviendo la participación e inclusión de la mujer en la esfera pública, se podrá conseguir que el beneficio social y ambiental sea tangible de manera más rápida y evidente.

Y nosotros, los ingenieros civiles, ¿qué podemos hacer al respecto? Sonará trillado, soñador, inclusive romántico, pero permitir que se visibilice y fomente la participación y aportaciones de la mujer dentro y fuera del gremio es gran avance; porque empoderar a la mujer, ¡es un gran negocio! De acuerdo con la consultora McKinsey, alcanzar la paridad de género en las carreras pertenecientes a las ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas aumentaría el PIB de México en 800 mil millones de dólares; según información de ONU Mujeres, al aumentar el liderazgo de las mujeres en las empresas, la eficacia organizacional mejora y la financiera también, ya que por cada dólar invertido en nosotras, se obtiene el doble de ganancia que en nuestros pares masculinos, informó Boston Consulting Group; siendo éstos solo dos de los ejemplos donde se puede evidenciar el beneficio de la participación femenina. 

La presencia de la mujer en la ingeniería civil inició a finales del siglo XIX con Elmina Wilson, la primera mujer de la cual se tiene registro que ejerció esta carrera en Estados Unidos y, probablemente, en el mundo; junto con su hermana, Alda, fueron quienes sentaron las bases para todas las ingenieras que les hemos seguido. Aquí en México, la Ing. Concepción Mendizábal fue la primera en obtener el título de Ingeniera civil en 1930, antes que las primeras mujeres lo lograran en Francia o en España. En los años 90’s, la matrícula femenina ya había aumentado, sin embargo, y hablando concretamente de la Facultad de Ingeniería de la UNAM, en cada grupo de los primeros semestres había únicamente de una a seis mujeres. Como si esto no fuera suficientemente desafiante, cualquier chica de nuevo ingreso que quisiera llegar al salón atravesando la explanada principal recibía una serie de chiflidos que emanaban los compañeros del recinto, lo que provocaba que tuvieran que buscar rutas alternas menos expuestas. Con el paso de los años, afortunadamente, ha ido desapareciendo esa “vieja tradición” quedando en la memoria solo como una historia o recuerdo.

Hasta ahora y aún con todos los avances que se han tenido para acortar la brecha de género que ha existido, la desigualdad de oportunidades que ésta implica se extiende no solo a la capacidad de acceso de las mujeres a la educación, especialmente a la educación superior en áreas que han estado tradicionalmente dominadas por varones, sino también a la apertura de crecimiento profesional femenino persistente en las ciudades de provincia, lo que nos obliga a muchas a migrar a las metrópolis que concentran el desarrollo de los grandes proyectos. Como recordatorio de la brecha de género que impera en México y, aun sabiendo que la participación de la mujer en la ingeniería civil se ha incrementado, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), correspondiente al cuarto trimestre del 2019, en México existe un total de 381 mil personas formadas como ingenieros civiles, de los cuales 89.3% son hombres y solo el 10.7% son mujeres.

La representación de las mujeres dentro de las diferentes áreas de la ingeniería está caracterizada por una marcada valentía al romper los estereotipos a los que está acostumbrada la sociedad. En el caso de la academia es difícil olvidar a las maestras en ingeniería Leda Speziale, Adriana Cafaggi, Adriana Tello; en el área de la investigación tenemos a las doctoras Sonia Ruiz y Martha Suárez del Instituto de Ingeniería de la UNAM, la doctora Consuelo Gómez de la Universidad Autónoma Metropolitana; en la política tenemos a la ingeniera Cecilia del Alto, Secretaria de Obras Públicas del Gobierno de Tamaulipas. Ellas y muchas otras ingenieras, con sus enseñanzas, ejemplo de perseverancia y trabajo arduo, además de transmitir conocimientos técnicos, transmiten la fortaleza de las mujeres que se involucraron en una carrera en donde la participación femenina sigue representando un mínimo porcentaje.

A todas luces es evidente que para que un país pueda alcanzar un buen nivel de desarrollo y se logren alcanzar los ODS, se requiere del trabajo conjunto de todos sus miembros, siendo fundamental la integración de su sociedad fomentando la igualdad de participación de hombres y mujeres en todas las áreas del quehacer humano, lo que se logra, entre otras cosas, evitando la implantación de estereotipos o discriminación y creando oportunidades de acceso a la educación por igual, fomentando el empoderamiento e independencia femenina desde la temprana infancia, buscando siempre tener referentes, desde los círculos más cercanos, donde las niñas y adolescentes vean a las ciencias y a la ingeniería como una opción en su desarrollo profesional sabiendo que su aportación a la sociedad, al medioambiente y la economía, será sumamente valorada y reconocida, ya que contribuirá de manera directa a la mejora de la vida, a los proyectos en los que participe y, sobre todo, como un ejemplo de que la ingeniería y la mujer pueden hacer muy buena mancuerna, impulsando la participación y crecimiento de la comunidad y el país.

Hoy en día, agradecemos a quienes nos inspiraron y apoyaron para convertirnos en parte de este gremio, quienes creyeron que también nosotras podíamos ser ingenieras civiles.

Miembros del Comité de Seguridad Estructural

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