Casi 20 repartidores forman parte de la empresa. Con mochila en la espalda, la gran mayoría a bordo de motocicletas, recorren la Ciudad de México para entregar un producto odiado y prohibido por el presidente: los cigarros electrónicos, mejor conocidos como vapes o vapeadores.

El martes 31 de mayo, durante la mañanera, Andrés Manuel López Obrador alzó su mano. “Me traje uno que encontré… pregunté, vale 300 pesos, se lo consumen en una semana, fíjense el color, el diseño, me dejo de llamar Andrés Manuel, pero estoy seguro que los padres no saben el daño que ocasiona”. Minutos más tarde, ahí mismo, firmó un decreto para prohibir la circulación y comercialización de estos productos, sin importar que, semanas atrás, la Suprema Corte de Justicia tiró el veto a la importación que también había promovido el gobierno federal.

De inmediato comenzó una cacería de vapes por todo el país. Los distribuidores recogieron del mercado sus inventarios ante el riesgo de perder millones en un decomiso. Los quioscos que vendían en centros comerciales cambiaron de giro o desaparecieron, igual que las máquinas expendedoras.

El negocio y sus integrantes se esfumaron, pero solo unos días. El producto existía y la demanda también. Con ese decreto, el presidente cerró una puerta, pero abrió muchas para el mercado negro . Una de ellas es la página de internet www.quierovape.com

Ahí trabajan 19 repartidores con un esquema de funcionamiento impecable y un alcance que envidiaría cualquier otra empresa. Satélite, Pedregal, Reforma, Tecamachalco, Roma Norte, Roma Sur, Interlomas, Polanco, Condesa, Bosques, Santa Fe, son sus puntos de entrega.

Al entrar al sitio de internet, aparecen más de 320 productos como tabacos, saborizantes y vapeadores . El comprador selecciona a su gusto, luego pasa a un carrito de compras y finalmente al sistema de pago. Puede ser a través de la página o contra entrega en el domicilio, en efectivo o con tarjeta bancaria.

Cuando el proceso está completo, el sistema envía un correo al comprador para notificar que el pedido está activo y en proceso, algo muy similar a lo que hacen las aplicaciones de transporte o envío de comida. En menos de 20 minutos, el repartidor aparece en la puerta y entrega el producto al cliente, junto con una tarjeta de presentación. Ese mismo proceso lo realiza cada repartidor 10 veces al día aproximadamente, con un ticket promedio de 500 pesos.

Al presidente especialista en decretos le falló su decreto una vez más.

Stent

Dos fuentes confirmaron para esta columna que la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, acudió en calidad de paciente al hospital de nutrición Salvador Zubirán, el pasado 18 de julio y le recetaron regresar.

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