Desde la semana pasada y hasta mediados de febrero se llevan a cabo los Foros de Parlamento Abierto en la Cámara de Diputados para discutir e intercambiar ideas en torno a la Reforma Energética propuesta desde el Ejecutivo. Más allá de lo que sean las conclusiones, el ejercicio es interesante porque nos pone de frente con los temas de acceso a la información, transparencia y apertura legislativa. ¿Qué es entonces y para qué sirve un parlamento abierto?

El parlamento abierto es un modelo relativamente nuevo, supone un avance en el terreno de la colaboración activa entre gobierno y ciudadanía. Tiene sus orígenes en el Memorando de Transparencia y Gobierno Abierto de 2009 que el entonces presidente Barack Obama emitió, exhortando a la administración pública y a los distintos órdenes de gobierno a la creación de sistemas que estuviesen basados en tres pilares: participación, colaboración y transparencia.

Siguiendo la estela de los compromisos a los que llamaba el Memorando, en 2011 se lanzó la Alianza para el Gobierno Abierto, una iniciativa que congregó a ocho países, entre los cuales se encontraba México. En dicha alianza se buscó ampliar los mecanismos y herramientas para que los ciudadanos pudiesen participar y colaborar en la planeación, diseño e implementación de políticas públicas.

A su vez, y siguiendo el cauce de la Alianza, una serie de organizaciones de la sociedad civil de monitoreo parlamentario (PMOs por sus siglas en inglés) elaboraron en 2012 la Declaración sobre la Transparencia Parlamentaria. La Declaración plantea 44 objetivos que están contenidos en cuatro ejes: promover una cultura de transparencia; transparentar la información parlamentaria; facilitar el acceso a la información parlamentaria; permitir el acceso electrónico y el análisis de la información parlamentaria.

En 2014 empezó la colaboración entre el Senado de la República, la Cámara de Diputados, una docena de organizaciones civiles, y el Órgano Garante del Derecho de Acceso a la Información Pública y Protección de Datos Personales, creando la Alianza para el Parlamento Abierto. Dicha Alianza consiguió emitir la “Declaración de Lanzamiento de la Alianza para el Parlamento Abierto en México”, cuyo fin es conseguir que los 32 congresos locales y el Congreso de la Unión hagan suyos los valores y la hoja de ruta del parlamento abierto.

En 2016 México firmó, en Asunción, Paraguay, la “Hoja de Ruta de la Apertura Legislativa”, documento elaborado por parlamentarios de diversos países en conjunto con miembros de la sociedad civil y agrupados bajo el paraguas de la organización ParlAmericas. En dicho documento se proponen una serie de acciones basadas en cuatro pilares: transparencia; rendición de cuentas; participación ciudadana; ética y probidad.

Todo lo anterior ha derivado en la elaboración de un modelo, el parlamento abierto, que se destaca por permitir una interacción más dinámica entre ciudadanía y legislativo. Diseña espacios de apertura de información, intercambia ideas, e involucra de forma activa a los ciudadanos en la totalidad del proceso legislativo. Sin duda hay asuntos que necesitan afinarse, pero el Parlamento Abierto es una oportunidad única de promover un entorno de gobierno abierto, de deliberar públicamente sobre los grandes temas nacionales y de lograr que la ciudadanía sea parte directa del proceso legislativo. Es una modalidad de este siglo de la democracia participativa que cabe profundizar.


Senadora de la República

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