Periodista, sexóloga, inatrapable como una centella, Verónica Maza Bustamante no necesita ser doctora como la conocen quienes aprecian su trabajo para ser, sí, autora ya de varios volúmenes en torno a los temas que domina. Y justo hoy a las 19:30 –suerte de columnista– da a conocer su nuevo libro, Sinfonía del placer, editado por Turner, en la Cafebrería El Péndulo (Roma), con los comentarios de Ramsés de Luna e Iris Bringas más la participación musical de Luz de Riada.

Ni siquiera su sonrisa, ese sol de mediodía, brilla y atrapa tanto como escuchar el funcionamiento cuántico de su cerebro.

–Descartemos, o hagamos la separación, de que el silencio absoluto es el que permite escuchar la música de los cuerpos, con todo lo que esto conlleva. Antes de poner la música, te pido que hables sobre el silencio entre los amantes.

–Ese silencio puede llegar a ser la música más hermosa, lo sé. En Sinfonía del placer finalizo con esa idea: quizá en el silencio se encuentre la mejor melodía del mundo. Cuando estás en pareja, esa ausencia de sonidos y palabras se llena con gemidos y suspiros y risas y frases entrecortadas que van conformando una base melódica increíble.

–Y claro que la música ayuda: brinda un ritmo estable y sostenible –que las lectoras agradecerán–, pero hay que superar un obstáculo que no es menor: la música elegida ha de ser del agrado de ambos.

–Bueno, si a uno le gusta el reguetón y a la otra el acid jazz deberán ponerse muy bien de acuerdo... Lo que yo he descubierto es: la música que se une a la erótica está relacionada con lo que le gusta a la pareja pero, sobre todo, con el tipo de encuentro que quieren tener, el ambiente que van a gozar, el estado de ánimo. Quizá a veces el asunto amerita una buena música electrónica, de pronto está bueno bailar una bachata y en una de esas poner un heavy metal. La posibilidad de ampliar nuestro repertorio musical será una gran herramienta para el momento del gozo.

–A ver, a ver: ¿se consensúa el escuchar música durante el lapso amatorio o se da por hecho que si hay música hay fiesta?

–El consenso siempre debe estar implícito en todo acto, así que es básico elegir lo que se va a escuchar y no únicamente poner lo que el otro quiera. Yo creo que donde haya música se podrá siempre armar una fiesta; lo que no pasa siempre es tener una comunicación correcta en pareja. No es común que la gente diga lo que le gusta, cómo le gusta; y no me refiero a la música precisamente, sino a las posibilidades de ejercer el cachondeo sabroso.

–Ya que te has dedicado a la sexología todos estos años, cuántos de ellos te llevó llegar al entendimiento de música y sexualidad.

–Llevo casi 30 años escribiendo, analizando, comprendiendo y disfrutando la música. Casi 20 haciendo lo mismo con la sexualidad humana. Sigo aprendiendo. Y, lo mejor, gozando con ambos mundos y en ellos. Mi vida está llena de canciones y de placer. Eso lo he entendido desde muy joven: ambos universos van ligados. En mi experiencia de vida, pero también en la de muchos más, lo cierto es que somos un enorme club y lo estoy confirmando con Sinfonía del placer. La gente se sumerge encantada en la posibilidad de conocer más sobre sexualidad teniendo la música de por medio.

–Recordemos que a Oliver Sacks le tomó ocho libros llegar al tema de la música…

–Lo menciono mucho en mi Sinfonía, sobre todo su título Musicofilia. Soy fanática de la ciencia. Desde la sexología y en todos los ámbitos. Actualmente estudio física cuántica. Creo que todo está ligado, tanto en el mundo como en la existencia, pero nos tardamos en entenderlo, en el mejor de los casos. Se necesita madurez; también, curiosidad en exceso.

–Eres una personalidad de los ámbitos periodístico y sexológico. Estás donde muchos quisieran pero ahora debes administrar el tiempo sin dejar de prodigarte, que es una de tus agradecibles virtudes.

–Nunca he sabido dónde quiero estar porque mis pretensiones siempre han sido más intelectuales. Es decir, escribo libros para comunicar aquello que quiero, no porque desee ser una escritora de renombre. Aparezco en la televisión porque estoy abierta a la posibilidad de hacer educación en sexualidad absolutamente en todo lugar. Entonces, un día estoy en mi foro de Canal 22 con maquillaje y ropa sexy, pero cuando salgo de ahí llego a mi casa y me vuelvo mamá. No me cuesta trabajo ir de un aspecto al otro. Desde hace años estudio el advaita, la rama del hinduismo que me ha enseñado a vivir el momento presente. Haciéndolo se resuelve eso de la administración del tiempo. En general, mi prioridad es pasármela bien en este mundo caótico, y si puedo ayudar a los demás a que también lo hagan, entonces me doy por bien servida.

Es tiempo de jugar. Así que le pido a la doctora que indique, por último, la música, hasta el grupo o solista que le parezca, para alguna de las siguientes y sencillas prácticas que espero sean del uso común para el beneplácito de lectoras y lectores:

–Spanking.

–“Canción animal”, de Soda Stereo.

–Dirty talk.

–“Closer”, de Nine Inch Nails.

–Hair pulling.

–”Sex machine”, de James Brown.

–Y cerremos con la indispensable Golden shower.

–Alguna rola de Sade.

–¿La voz sola o con la banda al
completo?

–Eso depende de la lluvia.

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