Pues no eran dos amigos, ni venían de Mapimí ni hicieron trapacería alguna allá por Guanaceví. Pero merecerían, los tres, un corrido de los inmarcesibles Cadetes de Linares. Enrique Burak, Pepe Segarra y Toño de Valdés protagonizan un podcast que en muy breve lapso pasó de llamarse Los Tres Amigos a simplemente Amigos. Y a través de sus voces, la dinámica periodística lleva al escucha, de manera fundamental, a lo que viene siendo el centro del diamante: el análisis serio —en la medida en que su jocosa vitalidad se los permite— del beisbol y, es cierto, de otros deportes que no sólo conocen sino dominan.

Aquí el asunto se divide en dos partes. A esa tripleta de verdad entrañable la tenemos en la narración del beis, en las transmisiones televisadas. Pero el podcast es resultado no sólo de un encuentro de pelota, sino de todo lo que ha ocurrido de importancia deportiva en la semana. Ahora: en ambos casos, lo que importa es la palabra, la sincronización que han adquirido durante años y años —pese a que a los tres les restan todavía algunos minutos de juventud— y, desde luego, el sentido del humor que muy lejos del chistorete se va a la esfera anecdótica, sea de lo que pasa en el campo de los sueños —como se denominó al cuadrángulo en la cinta memorable con Kevin Costner— sea atrás de ese campo o en las vivencias personales que, si usted aprecia el trabajo periodístico, valorará tanto como un impecable doble play.

La narración beisbolística es un área muy especializada. Tan sólo conocer el reglamento que rige en las Grandes Ligas y las modificaciones que va teniendo con gran rapidez sería ya un mérito. Pero Burak, Segarra y De Valdés se saben las reglas como si ellos mismos las redactaran y además, sin necesidad del apoyo de una base de datos electrónica —aunque las haya—, tienen en la memoria prácticamente toda la historia del beisbol. Así que por una parte narran, por otra ofrecen la explicación de jugadas muy complejas de acuerdo a las reglas vigentes, suman a ello la trayectoria de los hombres en juego y, además, logran lo que parecería impensable en estos nuestros tiempos de inmediatez de la imagen: usted puede saber tiro a tiro todo lo que pasa en el diamante sin necesidad —haga la prueba— de ver la pantalla. Eso ocurría sólo en los idílicos tiempos radiofónicos del Mago Septién, por ejemplo, en algún momento comentarista invitado de la tripleta en caso y desde luego maestro indiscutible de todos los mencionados.

Por fortuna ha regresado la MLB, con jugadas extraordinarias y al menos una milagrosa: justo cuando allá por donde termina el jardín derecho el fildeador recoge una bola que picó de hit pero con un brazo prodigioso lanza un maldito rayo al parador en corto y éste, que ya esperaba el disparo, lo toma y con el impulso gira y suelta un trallazo hacia home, el tiempo se detiene un microsegundo y continúa cuando se escucha el golpe tremendo de la bola en el guante del catcher que evita así una carrera fatal en la última entrada. Al instante, estos tres mosqueteros de la narración, además de proporcionar de inmediato casi hasta el acta de nacimiento de todos los involucrados, ejemplifican de memoria jugadas casi idénticas que ocurrieron hace añísimos y que la producción tarda mucho en encontrar.

Ahora traslade usted toda esa sabiduría a un podcast —lo encuentra en todas las plataformas— y recordará por qué el legendario Yogi Berra dijo aquella verdad de oro: “Esto no se acaba hasta que se acaba”.

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