Después de la iglesia, las universidades constituyen las instituciones con mayor vocación de permanencia en la historia de la humanidad. Su presencia no puede concebirse como un acto puntual en el tiempo, sino como el fruto de un proceso histórico cuya continuidad las ha hecho ser lo que son en el siglo XXI.

Nuestra UNAM es la más fidedigna representación de una continuidad histórica de raíces tan profundas en la sociedad mexicana que por más que se quiera no podrá perderse. De ahí que la Universidad del futuro no es la que nos vamos a dar a mediados de noviembre, fecha en la que se abrirá una nueva gestión rectoral, sino la que hemos ido conformado desde hace cerca de cinco siglos, y que hoy, en calidad de patrimonio nacional, representa lo mejor de nuestra tradición académica, simboliza lo más representativo de nuestra conciencia crítica y patentiza el permanente compromiso con su vocación transformadora.

El proceso rectoral en curso se encuentra en un momento central y definitorio, ya que en breve los tres aspirantes que han sido seleccionados por la Junta de Gobierno habrán de comparecer ante el pleno de la misma para dejar fuertemente asentado, en ese momento único e irrepetible, por qué afirman ser depositarios del perfil idóneo para ocupar la rectoría.

Es, sin duda, la pieza crucial de todo el procedimiento, evidenciando la rigurosidad del nombramiento, pues al margen de las adhesiones forjadas entre el personal académico, administrativo, o entre los alumnos y egresados, representa el cónclave en el que 16 personas, sus 15 integrantes y los aspirantes en lo individual, se sumergen en un diálogo robusto en el que analizan el programa de trabajo, pero también el perfil de cada uno, las cualidades de las que son portadores, la preparación que han consolidado y la experiencia que han adquirido, con miras a determinar si son las adecuadas para asumir la jefatura de una institución de la naturaleza, el alcance y la vocación de la UNAM.

Las entrevistas, por lo general, se desarrollan en márgenes de tiempo muy amplios, en donde el papel protagónico lo tienen los aspirantes, pero también los integrantes de la Junta de Gobierno, ya que luego de escuchar la exposición inicial de los entrevistados sobre el plan de trabajo presentado a la comunidad universitaria, se vuelcan a preguntar e interpelar sin limitaciones en torno a todos los temas vinculados al gobierno universitario, averiguando las posiciones de los aspirantes desde distintos puntos de vista, a partir de las formaciones profesionales y cualidades científicas de quienes integran la Junta.

Es un examen sumamente exhaustivo en el que las condiciones políticas del momento propiciarán que al margen de socializar su visión de la UNAM, o el papel de ésta en el sistema educativo nacional, los aspirantes se pronuncien en torno a la defensa de la autonomía universitaria, la posición de la UNAM frente a las nuevas leyes educativas, el necesario incremento del presupuesto, el ensanchamiento de la matrícula estudiantil, la apertura de la oferta educativa, el mantenimiento de la calidad educativa, el rejuvenecimiento de la plantilla docente, la expansión de la Universidad hacia aquellas entidades federativas con grandes rezagos sociales, la garantía de condiciones de seguridad y protección para toda la comunidad universitaria y el afianzamiento de su liderazgo nacional e internacional.

En el contexto descrito, la comparecencia representa también el espacio oportuno para escudriñar en el pasado e indagar en todos aquellos elementos que aporten luces sobre la personalidad, los hábitos, las cualidades y las contradicciones de los aspirantes; pero constituye también un momento que permite un diagnóstico en perspectiva, ya que toda la información obtenida contendrá elementos que valorados integralmente permitirán hacerse una idea respecto al eventual comportamiento futuro de un Rector o Rectora, en virtud de que la constatación de su línea ideológica, su tendencia académica y su manera de valorar los problemas universitarios serán datos fidedignos que coadyuvarán a predecir su comportamiento ante determinadas situaciones y problemas concretos.

Estemos atentos, pues en breve nos enteraremos del resultado y sabremos quién cuenta con los mayores méritos y con la idoneidad necesaria para asegurar que la UNAM siga forjando su tradición de excelencia sobre la base de la libertad de pensamiento, la conciencia crítica y la investigación científica con responsabilidad social.



Académico de la UNAM.
@CesarAstudilloR

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