“Hay algo más, cuando mató al hombre grande, tu debiste haberlo herido, su sangre estaba en las hojas”, “sí sangra…lo podemos matar”. Este diálogo sostenido entre la actriz mexicana Elpidia Carrillo y Arnold Schwarzenegger pertenece a la película Depredador (Twentieth Century Fox, 1987) la cual dio nacimiento a la icónica frase que titula esta columna. La película nos muestra a un grupo élite de fuerzas especiales Delta que enfrenta en la selva centroamericana a una poderosa criatura extraterrestre que metódicamente los va cazando uno por uno. Hay un momento en la película en que uno se cuestiona como los escritores van a lograr convencernos de que ese imponente alienígena va a poder ser derrotado por el musculoso Arnold.

Esta introducción viene a colación para tratar de explicar la gran molestia presidencial por el resultado de las pasadas elecciones. No quiero marearlos con números que todos hemos visto y leído esta semana, así es que solo me limitaré a describir las consecuencias de la forma más sencilla posible.

Gobernadores

Morena arrasó llevándose 11 de las 15 gubernaturas. Motivo de enorme festejo, diría yo.

Cámara de Diputados

Morena en 2018 contaba con 334 votos (67%) y la oposición 134 (33%). Ahora contará con 280 votos (56%) y la oposición con 220 (44%). Aun con la pérdida de curules, el partido gobernante mantiene la mayoría absoluta más no la mayoría calificada. Aunque haya padecido un desgaste natural por el ejercicio de gobierno, yo diría que hay motivo de festejo.

Ciudad de México

Morena gobernaba 11 de 16 alcaldías (69%), ahora gobernará siete (37%). Aquí es imposible festejar algo. El bastión de la izquierda mexicana por décadas, el corazón del país se pintó de otro color. Y no solo eso, uno de sus delfines para el 2024 sufre fuertes daños.

Generales

49,151,320 ciudadanos votaron, equivalentes al 52.7% del padrón electoral.

Morena por sí solo y sin coalición, obtuvo el 35.3% de la votación equivalente a 17,350,415 votos. Motivo de gran festejo, diría yo, pero…

Seguido del PAN con 18.9% (9,289,600 votos) y del PRI con 18.4%. (9,043,843 votos).

Tomen su calculadora, sumen, dividan y saquen sus propias conclusiones.

En coalición, Morena y sus aliados obtuvieron el 44.3% de la votación, el resto para la oposición salvo un 3% de votos nulos.

Tres partidos remoras de Morena perdieron el registro al no alcanzar el 3% de votos requeridos por ley.

La oposición eran auténticos seres invisibles. Reaparecieron no por méritos propios, sino por el voto de castigo al poder.

Ahora, veamos más de cerca que significa todo esto:

“Si sangra”. Sangrar es la vulnerabilidad de poder ser lastimado.

“Podemos matarlo”. Esta es la llave, aquí es donde encontramos la verdad. Podemos terminarlo, podemos superarlo, podemos removerlo, podemos cambiarlo.

Cada componente de esa frase es interesante por sí mismo, pero analizándola en conjunto, significa la esencia de la lucha, del conflicto, de la contienda. O sea, en caso de que el sujeto designado esté sujeto a cambios en una modalidad entendida como modificable por acción intencional, entonces alguien que esté en posición de cambiar tal cosa es capaz de cambiarla en una escala mucho mayor. En pocas palabras, si se pudo tener éxito en una escala modesta, también es factible llevarlo a cabo en una escala masiva.

Es por esto por lo que al presidente se le vio muy molesto toda la semana. No soltó el tema de las elecciones ni uno solo día. Imposible hablar de fraude o de acusar al INE de conductas sospechosas. Habló de campañas de desprestigio en la CDMX y ahora dice la clase media que votó en contra de su partido es “aspiracional y egoísta”. Un buen asesor de comunicación en crisis le hubiera dicho que soltara el tema después de haberse dicho feliz, feliz, feliz por los resultados.

Por primera vez, ese gigante imbatible que pisoteó y aplastó en 2018 a todos sus competidores, ahora volteó a ver las plantas de sus pies solo para descubrir que su piel estaba cortada y sangraba.

POSTDATA

Los cuerpos de los mineros que perdieron la vida en Musquiz, Coahuila han sido recuperados. La CFE se deslinda del accidente argumentando que esta mina no era de uno de sus proveedores de carbón. Inexplicablemente, no se ha publicado aún que persona u organización es dueña de la mina. ¿Quién está protegiendo a quién?

Consultor en seguridad y manejo de crisis.
Twitter: @CarlosSeoaneN

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