“Siendo necesaria una milicia bien organizada para la seguridad de un Estado libre, el derecho del pueblo a poseer y portar armas no será infringido”. Esta es la famosa segunda enmienda a la Constitución de los Estados Unidos de América que protege el derecho de su pueblo a poseer y portar armas. Claro que las armas en ese entonces se cargaban manualmente con pólvora y disparaban un solo balín por ronda.

Esta es parte de la llamada Bill of Rights o Carta de Derechos y por la cual hemos visto intensos debates (a favor y en contra) después de ocurrida una masacre en una escuela o centro de trabajo, en donde el tirador iba apertrechado con un arsenal de calibre militar adquirido legalmente en una armería, tienda de deportes, feria de armas o inclusive, vía internet.

Así, nuestro vecino del norte es uno de los países con menores limitaciones para adquirir y portar armas de fuego. En un artículo publicado por el Washington Post (2018) afirma que “Hay más de 393 millones de armas de fuego en manos de civiles en los Estados Unidos, o lo suficiente para que cada hombre, mujer y niño tenga una y aún le sobran 67 millones de armas”.

Esta introducción viene a colación del reciente debate entre el Presidente republicano Donald Trump y su rival demócrata Joe Biden, en el cual Trump se negó a condenar a los supremacistas blancos por incitar a la violencia en las manifestaciones del movimiento “Black Lives Matter” (las vidas negras importan) contra la brutalidad policial en todo el país. Y si algo hemos visto en los Estados Unidos, es que los movimientos supremacistas aman sus armas y las leyes que les permiten adquirirlas y usarlas con una facilidad que asombra.

Todo esto podría quedar en un simple anecdotario, pero desafortunadamente las palabras mueven a la acción, y para muestra basta un botón. El pasado mes de agosto durante una marcha de protesta en Kenosha, Wisconsin, un chico (ávido fan del presidente) de solamente 17 años mató a dos manifestantes e hirió a otro con un rifle AR-15 en un absurdo intento por fungir como una especie de “pacificador” o protector de una comunidad, en la que no vivía, ante destrozos que ocurrían como parte de una marcha con motivo de la muerte de un hombre negro (Jacob Blake) a manos de policías blancos.

Trump se ha encargado de dividir profunda e ideológicamente a la población norteamericana con discursos políticos en los cuales no guarda la más mínima discreción acerca de sus prejuicios raciales y clasistas dirigiéndose solamente a aquellos que no dejan de respaldarlo – a su base – conformada mayormente por hombres blancos, evangélicos, sin educación universitaria, que viven en áreas rurales, con sueldos medio-bajos y con una edad entre los 40 y 60 años (dataforprogress.org). Al igual que con otros mandatarios populistas alrededor del planeta, sus bases suelen anclarse en dogmas derivados de la persuasión de su líder.

Trump habla de una “destrucción socialista por parte de la izquierda radical” que va a acabar con el sueño americano si es que él no gana la elección en noviembre próximo. También ha dicho “estás conmigo o estás en mi contra” y en este instante, Joe Biden, el candidato a la presidencia por el Partido Demócrata representa en su totalidad, literal y figurativamente, lo que es estar en su contra.

Da miedo siquiera imaginar una milicia popular de supremacistas blancos armados hasta los dientes, defendiendo lo que sea que ellos entiendan como Patria y su sueño americano. Para ellos, el enemigo, por ahora, tiene nombre y rostro. Trump no cesará en los brutales ataques verbales en contra de su rival para no perder su puesto en la Casa Blanca, lo vimos claramente en el debate del 29 de septiembre.

Esta es la fórmula perfecta para construir una bomba de tiempo que deseo nunca explote. Si yo fuera el responsable del servicio secreto a cargo de la protección de Joe Biden, dormiría con un ojo abierto. Hay muchos fanáticos sueltos que consideran un derecho divino sus armas y el poder usarlas.

¿Habrá en todo esto algo que podamos aprender en nuestro México previo a las elecciones del 2021?

Especialista en seguridad corporativa
@CarlosSeoaneN

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