El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, logró una aplastante victoria en las elecciones presidenciales que se celebraron el domingo antepasado. A pesar de que la constitución salvadoreña lo prohibía, mediante una serie de vericuetos legales, logró ser reelecto por una mayoría abrumadora para gobernar a su país durante otros cinco años.

He leído a varios colegas columnistas de El Universal, al igual que de otros medios, opinando acerca de este proceso y de cómo es que Bukele apunta para convertirse en un dictador a sus 42 años, sometiendo a El Salvador a un brutal estado de excepción (que ha sido renovado en varias ocasiones) con las Fuerzas Armadas en las calles y cuyo objetivo original fue el de acabar con el muy violento y sangriento dominio de la afamada Mara Salvatrucha y pandillas afines.

Se habla desde hace tiempo de abusos, violaciones a derechos humanos, autoritarismo, destrucción de la democracia, ataques a la prensa, falta de respeto a las leyes y detenciones arbitrarias, entre otras graves irregularidades por parte del gobierno. Después de todo, se estima que alrededor de 75,000 personas han sido detenidas y enviadas a prisión.

Y, sin embargo, una enorme mayoría de la población votó por él. ¿Por qué? Se preguntan muchos. La respuesta puede ser bastante más sencilla de lo que uno pensaría y está basada en el modelo de necesidades humanas conocida como la pirámide de Maslow.

La pirámide de Abraham Maslow (1908-1970) es una teoría acerca de la motivación de las personas. Trata de explicar qué factores impulsan la conducta humana. La pirámide consta de cinco niveles que están ordenados jerárquicamente según las necesidades que tienen todas las personas.

Estas necesidades son: básicas o fisiológicas, de seguridad, sociales, de estima y de autorrealización. Para poder ascender en la pirámide, es necesario ir cubriendo los requisitos del nivel más bajo e ir en sentido ascendente.

La teoría dice que cuando satisfacemos esas necesidades primarias, estamos rellenando la base de la pirámide, y solo al cubrirlas podemos subir al siguiente nivel, donde se encuentran las necesidades secundarias y, más arriba, las terciarias.

De esta forma, uno podría entender que la poesía, la música o el arte (por dar un ejemplo) resultan totalmente irrelevantes ante la necesidad de saciar el hambre de mi familia frente a una despensa vacía por falta de dinero ya que fui asaltado o porque estoy siendo víctima de un proceso extorsivo.

Acorde a la Policía Nacional Civil de El Salvador, en el año 2015, la tasa de homicidios por cada 100,000 habitantes llegó a ser de 105, cuando Nayib Bukele llegó al poder en 2019, era de 38. Al día de hoy, es de 2.4 homicidios por cada 100 mil habitantes.

Tomando solamente este dato como parámetro, de ser uno de los países más violentos e inseguros del mundo, El Salvador ahora es uno de los más seguros. Como dato de interés, la tasa en México es de 26.

Para concluir, por azares de mi profesión he estado presente en múltiples casos de secuestro (entre otros tantos crímenes) tratando de ayudar a las familias afectadas, y no hay manera de describirles el nivel de pánico, terror e incertidumbre en el que los familiares de un secuestrado(a) están inmersos, no creo que haya una peor pesadilla que esa.

Si a esas familias les preguntan que prefieren entre escoger a una autoridad que respete las instituciones democráticas, tener una prensa libre, gozar de derechos humanos, o ceder la concentración de poder a un gobierno unipersonal con métodos de impartición de ley sumamente cuestionables, pero que les garantice que nadie los va a secuestrar, a matar y/o a dejarlos sin su patrimonio… la respuesta es más que obvia, y eso lo sabe Bukele… y lo sabe muy bien.

POSTDATA – Acorde al gobierno mexicano, se llevan a cabo 11 millones de operaciones de remesas internacionales por mes. Y acorde al INEGI, en México somos 35 millones de familias, lo que significaría que una de cada tres familias recibe una remesa. ¿De verdad creen que todos esos miles de millones de dólares que se reciben en México anualmente vienen de parte del trabajo honesto de los paisanos? ¿En serio nadie se da cuenta del dinero disfrazado que los cárteles están lavando?

Consultor en seguridad y manejo de crisis

@CarlosSeoaneN

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