La Jefa de Gobierno de la Ciudad de México denunció que los percances en el metro son hechos atípicos posiblemente provocados por adversarios de la autollamada 4T y detractores de la inexistente precampaña -si existiera sería ilegal- de #esClaudia para erigirse en la corcholata del oficialismo a través de una encuesta avalada por el destapador político del presidente López Obrador.

Si se hacen a lado los eufemismos, lo que los titulares de los gobiernos federal y de la Ciudad de México quieren decir es que lo que esta sucediendo por los constantes accidentes en el metro es un sabotaje orquestado para desprestigiar a la preferida de los Pinos y los reclamos de la ciudadanía y la prensa por la falta de mantenimiento de ese medio de transporte colectivo es un alboroto de zopilotes de origen conservador.

El saboteo al metro existe. Sin duda desde hace más de un cuarto de siglo los gobiernos “progresistas” de la Ciudad de México, antes D.F., lo han saboteado con una constante negligencia culposa por la falta de mantenimiento denunciado por la ciudadanía, los candidatos a la jefatura de gobierno -incluidos quienes después no solucionaron el problema-, el sindicato y la prensa. Las imágenes de cascadas dentro de las instalaciones, las escaleras derrumbándose, los túneles anegados, la obsolescencia de los equipos de automatización y la instalación eléctrica, el “hueseo” de los vagones para que haya suficientes convoyes en operación y otras evidencias del abandono de la infraestructura física y motriz.

La respuesta ha sido tardía. La modernización de la Línea 1 se está realizando después de 53 años de operación. La rehabilitación del Puesto Central de Control (PCC I) en 2021 provocada por el incendio de la subestación eléctrica de alta tensión de Buen Tono por la falta de mantenimiento de los transformadores fue obligada por las circunstancias en las que resultaron heridas 29 personas y una fallecida. La reconstrucción de la línea 12, la segunda en sus 14 años de operación, por la mala calidad de los procesos de construcción y la falta de mantenimiento que provocó la tragedia en 2021 que costó la vida a 27 personas y más de un centenar de heridos.

Los incidentes menores se multiplican desde hace años y décadas -no son hechos atípicos recientes- sino el resultado de un “sistemático” sabotaje de los jefes de gobierno y directores del metro que han eludido su responsabilidad de generar un esquema financiero conveniente y suficiente para que este medio de transporte reciba un mantenimiento adecuado para prevenir accidentes y mejorar su operación. Tanto la modernización de la Linea 1 como la rehabilitación de Buen Tono se están pagando con deuda pública no con los ingresos del metro que son deficitarios.

Esta semana entró en operación el tramo subterráneo de la línea 12 y no se tiene fecha para que funcione nuevamente el elevado durante más de un año se dejó sin servicio a 300 mil usuarios. El incendio de la subestación Buen Tono afectó a los usuarios de las Líneas 1, 2 y 3 por más de un mes y la 4, 5 y 6 por algunos días y cambió sus condiciones de operación haciéndola más lenta y disminuyendo su capacidad de transporte de personas que durante la pandemia no fue significativo, pero a partir de septiembre del 2021 fue uno de los factores que aumentó el tiempo de traslado por viaje en el Valle de México.

Si se compara el gasto de mantenimiento del actual gobierno de la Ciudad de México con los anteriores hay un aumento derivado de los hechos atípicos de sabotaje financiero a los que nos

hemos referido. Sin embargo, para que se tenga una foto correcta de lo que está pasando, hay que quitarle la inflación a las cifras presentadas por la Jefa de Gobierno en la mañanera y con esto el panorama es menos halagüeño. En términos reales el gasto en mantenimiento en el metro en 2022 fue menor o igual a 2021. Además, esta cifra incluye la modernización de la Línea 1.

El sabotaje financiero al metro ha sido constante. Los gobiernos de la Ciudad de México han decidido en el último cuarto de siglo no destinar suficientes recursos al mantenimiento básico de la infraestructura y nada a su modernización, salvo lo que ha hecho Claudia Sheinbaum en reacción a los accidentes provocados por la falta de atención a este rubro. El despliegue de la Guardia Nacional no es la vía idónea para combatir este tipo de sabotaje y sólo agregará mayor seguridad a la operación, pero es previsible que los accidentes menores y los retrasos en el traslado sigan ocurriendo.

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Investigador Nivel I del Sistema Nacional de Investigadores
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