Omar García Harfuch, secretario de Seguridad Ciudadana de la capital del país, está políticamente enrachado: hoy por hoy, las encuestas lo colocan como el mejor posicionado para la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México. Eso representa un grave problema para la oposición… pero también para Morena.

El problema para Morena es que García Harfuch no es de los que ellos consideran “puros”: no es militante, no viene del obradorismo más recalcitrante ni estuvo años con la izquierda en la lucha por el poder. Peor aún: García Harfuch es un policía de carrera que trabajó para el gobierno de Felipe Calderón y escaló a posiciones del más alto mando con Enrique Peña Nieto. Los más radicales morenistas lo señalan por supuestamente ser parte de la escuela de Genaro García Luna y lo han atacado porque la investigación del propio gobierno de López Obrador sobre el caso Ayotzinapa lo involucró en el lodazal. Quizá el primero que ve a Harfuch con recelo es el propio presidente de México: cuando fue víctima de un brutal atentado, el presidente no lo visitó en el hospital y se refirió con frialdad al asunto en la conferencia mañanera.

Está claro que los que mandan en Morena no quieren a quien hoy aparece como su mejor ficha para la Ciudad de México. Los “duros” que tienen secuestrado al partido oficial prefieren a Rosa Icela Rodríguez, amiga íntima casi familiar del presidente AMLO y hoy secretaria de Seguridad federal. O a Martí Batres o Clara Brugada. Esos sí tienen el pedigrí. Harfuch es funcionario consentido de Claudia Sheinbaum, pero no me queda claro si tan consentido como para hacerlo su sucesor. En cualquier caso, ella podrá opinar, pero la decisión es del presidente. Así que la posición de García Harfuch en las encuestas lo ha metido en un aprieto.

Es obvio que Omar García Harfuch también representa un grave problema para la oposición: trabaja en el gobierno al que quieren vencer y va arriba en las encuestas. Pero, además, si llega a ser el candidato morenista al gobierno de la Ciudad de México, es capaz de hablarle a un sector de la sociedad que la oposición considera que tiene en la bolsa. García Harfuch no se ha confrontado con alcaldes de oposición, ha mantenido una posición política discreta y enfocada en los temas policiacos, no está peleado con las clases medias ni mucho menos con los empresarios, quienes incluso podrían apoyarlo en su campaña pues lleva con muchos una gran relación, a raíz de sus funciones de brindar seguridad en la ciudad donde viven algunos de los más acaudalados hombres de negocios del país que suelen pedirle ayuda.

Por su perfil, Harfuch parece más un candidato de un partido de oposición a Morena… pero trabaja en un gobierno de Morena. Eso abre el abanico para él, si decide coquetear con ambas esquinas. Pero complica las decisiones para los dos lados.

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